27 dic 2010

Palabras a José Pablo Feinmann

Estimado (y mucho) José Pablo Feinman:
Escribiste en el Libro I de la "Crítica de la Razón Imperial" este fragmento: "...Una de las grandes conquistas de la revolución comunicacional ha sido acostumbrarnos al horror de la historia. Podemos estar haciendo cualquier cosa, estar en cualquier parte, y veremos en la TV o en la tapa de algún diario alguna imagen atroz. O niños que mueren de hambre o Saddam Hussein a punto de ser ahorcado o las torturas en Guantánamoo en abu Ghraib. Seguiremos con lo nuestro. A lo sumo, se piensa, después se verá mejor y con más calma en Internet. Pero Internet es la muerte de la emoción. Es el reino de la errancia. Nadie se detiene en nada. Es una navegación infinita hacia una meta inalcanzable e incognoscible en medio de un universo virtual dentro del que nada significa nada. Este escamoteo del sentido, este aplanamiento de todo lo existente ("todo está en Internet"), esta imposibilidad de construir verdades en un universo que todo lo ahoga con la información, con el ir de un lado a otro, con el vértigo insensato de los links, es la esencia del homo internet, y que nadie se engañe con las redes de solidaridad o con esa incontinencia de subjetividades solitarias que son los blogs. Todo eso dura poco. Los seres humanos nacieron para comunicarse uno en presencia del otro (o, sin duda, esta comunicación es más rica que la virtual), mirarse a los ojos y para tocarse y hasta para olerse el aliento."
A veces, uno se autoriza a discrepar con quien admira, será quizá un buen signo, porque, al cabo, desde su lugar, puede reconocer que el Otro, ese con mayúsculas, tiene también sus fallas, sus agujeros, sus humanas inconsistencias, al menos desde la óptica de quien pueda sentirse interpelado por sus palabras. Y en definitiva, de eso se trata, ya sea usted, maestro en su función de remover el avispero del pensamiento, como en la mía, tratando de ser un lector  desobediente. Porque en el justo momento en que me convierta en un lector obediente, se fue al demonio (el del discurso del poder, precisemos) su esfuerzo y el mío.
Una sola vez he tenido el gusto de escucharlo, y brevemente interactuar con usted, en el marco de Café Cultura Nación, en el viejo cine Cosmos, donde hablamos -entre tantas cosas- de las empresas de comunicación. Estaba allí junto con mi hijo mayor, dos generaciones compartiendo con usted y muchas otras personas, ese momento mágico de una reunión de personas desnudando su pensamiento,  animándose a ir un paso más allá estimulado por lo que colectivamente se iba creando, tanto en el interior de esa sala, como en el afuera del país que se va forjando (homenaje a Scalabrini y Jauretche, orientadores en esta forja). 
Tengo, pues, un invalorable recuerdo de ese encuentro, como de las reuniones de Carta Abierta a las que suelo concurrir, muchas de ellas una invitación al pensamiento. Pero me permito disentir, o quizá ni eso, sino abrir un paréntesis sobre aquella comunicación que no se efectúa "cara a cara", como es el caso de los blogs, ese dominio de pelotudos de Internet. 
Mi franciscanamente humilde blog, leído seguramente por muy pocas personas, nació, como tantos otros, entre el 2008 y el 2009, hijos del intento destituyente de los empresarios agropecuarios, mediáticos y sus representantes políticos. Nacimos para apoyar un gobierno que se había propuesto recuperar tanta cosa infamemente birlada, desde la sangre de los desaparecidos, el rol del Estado, la idea de solidaridad como un pilar social, la cultura del laburo. Con nuestras pocas virtudes y excesivos defectos, fuimos, en el seno de una clase mayoritariamente adversa (aquella que puede acceder a las computadoras) la posibilidad de pensar que existe una versión de la realidad discrepante con la de los medios concentrados, cuando no había mucho más eco que el de Página/12, 6 7 8 y algunos programas radiales.Debo disentir con los conceptos de muerte de la emoción y reino de la errancia. Cada uno de nosotros lee a muchos otros, escrituras  con infinidad de matices, enormemente ricas en su heterogeneidad. La emoción y las ideas se desplazan, se enhebran, se funden y se separan para volver a encontrarse. Generan, movilizan, alientan el sentir y el pensar. No digo de ningún modo que esto reemplace al "cara a cara", pero tampoco es sólo un hábito autocomplaciente  de solitarios. Muchos de quienes escriben en sus blogs son auténticos militantes, personas que salen de sus tareas laborales y se van a seguirla en sus partidos (aclaro que no es mi caso) ¿Ellos también son boludos que tienen un blog? no creo merezcan una afirmación tan contundente. Y para no hacerlo tan tedioso, una referencia al tema de la información: si bien ésta no está ausente en los blogs, se me ocurre la cuestión trata más acerca de la construcción colectiva de una mirada, que de un hecho informativo en sí. Y si algo debe destacarse aquí son dos palabras: "construcción colectiva", construcción del sentido que se arquitectura desde el intercambio, y que formarán parte del bagaje con el cual diariamente discutimos con quién sea el país que tenemos y el país que soñamos.
Para finalizar, maestro, agradezco enormemente sus palabras provocadoras, porque ellas están en el origen de tantas otras que escribimos, intentando, a pesar de nuestras limitaciones,  ser sujetos allí donde se nos espera manipulables como objetos.
Con el mayor de los respetos, lo saludo afectuosamente.

24 dic 2010

Un Saludo a mis Amigos Blogueros

Queridos Compañeros Blogueros:

Estamos ya en los últimos días de un año que nos ha llevado desde la inmensa alegría del  Bicentenario hasta el desgarrador dolor por la muerte de Néstor Kirchner;  el año en que la Asignación Universal por Hijo se convirtió en una gran ayuda para los más necesitados, pero a la vez, siendo condición sine qua non   la vacunación y la escolarización, también los obliga a romper  el traslado generacional, la herencia de la exclusión social. Es decir, además de paliar el hambre del hoy, les genera posibilidad de futuro.
Fue también el año de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario,  otra forma de hacer mejor nuestra sociedad,  de ir desnudando su hipocresía, de romper con la influencia de la moral religiosa, prejuiciosa, medieval, excluyente del distinto.
Un año donde se ha producido quizá la más importante y trascendente noticia en décadas: el retorno de los jóvenes al protagonismo del pensar y actuar la política: el año en el que la muerte trajo el renacimiento de los ideales, el brote de mil flores.

La arremetida de la derecha salvaje, violenta, insensata que estamos sufriendo estos días, quizá constituya la señal más clara que se está transitando el camino correcto.  Ya no les queda capacidad argumentativa alguna, ni siquiera contando con el formidable arsenal mediático del que disponen. Por eso el encarnizamiento,  por eso la violencia.


Queridos compañeros, a pesar de las zozobras, de las preocupaciones, de las provocaciones, este proyecto popular va;  sigamos yendo tras las utopías, ya que el triunfo no está en alcanzarlas, sino en nunca dejar de perseguirlas.


Les mando un Gran Abrazo


Sujeto.

19 dic 2010

Alrededores

Desde que la leí por primera vez, hubo una frase de Macedonio Fernandez que me impactó profundamente: "será tan sustancial como entrar en materia,  y sin embargo, se trata de otra cosa". Al cabo, por poco o mucho que se lo piense, esta frase roza peligrosamente la verdad. Y decimos "roza" con una intencionalidad despojada de ingenuidad: la verdad es algo que siempre se produce a pérdida; la verdad va dejando restos, podríamos decir, "no dichos": no existe "la" verdad como punto de arribo; más bien habría que verla como la posibilidad, relanzada una y otra vez, de que el barco llegue a puerto, sí, pero, para volver a salir. Otra cosa, mucho me temo, se llamaría religión, y no es lo nuestro...
Otra manera de decirlo, es que en relación a la Verdad,  siempre andaremos por los alrededores.
"Es por eso que preferimos, como tantas veces, y usando descaradamente el viejo código de los edictos policiales, "merodear por los alrededores" , bordear por las supuestas afueras de lo que ha pasado en el pomposa e inmerecidamente llamado "Parque" Indoamericano y compartir, con los pacientes amigos que nos leen, algunas reflexiones que, si son logradas, deberían convertirse en preguntas.
Una primera reflexión es que esto no ocurre en el centro, en la zona del turismo que interesa, blancos con billeteras bien provistas, sino en la periferia: en los alrededores. Es decir, esta "posibilidad de descontrol", por llamarla de algún modo, se puede dar en los descuidados alrededores, donde el "arreglate como puedas" es ley, y no en el centro iluminado por los flashes de los turistas, cara amable de la Reina del Plata.
Por ejemplo, se habla de la invasión del espacio público, en este caso, de un "parque". Si este lugar es denominado así, corresponde a un abuso del lenguaje: abandonado, dejado de lado, es público por el solo hecho de no ser "propiedad privada", mas no porque el gobierno comunal lo haya sostenido (y mantenido) decentemente como un espacio de esparcimiento para los "vecinos". ¿Será ésta la definición de lo público que sostiene (perdónese  el oxímoron) el pensamiento del ingeniero?
Interesante ha sido ver, en la construcción mediática de la realidad, el papel de los "vecinos"." Los vecinos: he aquí un significante prolífico, podríamos decir,  privilegiado, del macrismo. Desde lo topológico, desde el punto de vista de los lugares, estaríamos tentados de suponerlo como un agrupamiento por proximidad, por compartir una geografía acotada, con elementos identitarios,  por ejemplo, "habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
¿Será así? Nuestra hipótesis es que no; vecino, para el macrismo, es una construcción que gira fundamental y prioritariamente alrededor de la propiedad privada. El vecino con todas las letras, es dueño. El inquilino, si puede pagar su alquiler, no "cae" de la categoría, pero no merece ser miembro pleno.  Y aún cabe una  distinción más: no tiene la misma valoración un vecino de la zona norte de la ciudad a uno de la zona sur.
Siguiendo  este sencillo esquema,  el gobierno PRO  no miente cuando dice que gobierna para los vecinos; en rigor,  sería más exacto decir que no le importa en lo más mínimo la suerte de quienes no califican para el vecinazgo. En todo caso, los considerados vecinos de la devaluada zona sur le son útiles en tanto puede oponerlos a los excluídos. Cualquier semejanza con una película de zombies no es casual.             
Pero hay también otra lectura posible: esta suerte de palabra-insignia del PRO, esa que jamás deja de pronunciarse en ninguno de sus discursos, podría decirse que es también, una forma de marcar, de develar sus propios límites: el de Macri es un partido vecinal, que podrá, eventualmente, gozar del apoyo del inquietantemente volátil electorado porteño, pero que no puede, per se, ir mucho más allá. Estos vecinos han sido presentados por los medios, a modo de justificación de la violencia, como pobres que luchan contra otros pobres. . Pero,  ¿Hablamos de la misma pobreza cuando nos referimos al propietario, o al inquilino de un departamento, con un empleo formal, obra social, algún aporte jubilatorio, que a los excluidos que alquilan una miserable pieza para cinco o más personas en una villa, que con suerte se mal alimentan cartoneando, carentes de todo lo que consideramos básico para vivir? Obviamente, la respuesta es que no; hablamos de personas de clase media baja, o aún baja, a la que se ha ido empujando a enfrentarse con excluidos, al punto de haber importado grupos de choque para promover la idea de una violencia masiva, y espontánea. La realidad es que, tras el llamamiento a la xenofobia  por parte de Macri, el intento de asustar a los burgueses -en lo que sabemos desemboca- y que el lenguaje de los medios hay producido el deslizamiento de "ocupación" al mucho más sugestivo de "toma",  aún con sus reclamos más que atendibles, la gran mayoría de los auténticos vecinos de la zona no se plegó a la producción de la violencia. Los más radicalizados de los "vecinos", incentivados por un Jefe de Gobierno que eternamente se pregunta por qué le pasan a él todas estas cosas, claman por trenes repletos de extranjeros de piel oscura partiendo hacia el norte. Algunos de ellos han visto a pequeños grupos muy decididos, disparando balazos, o tirando piedras, y los siguen: están "defendiendo su barrio". Y aquí surge un tema inquietante: la facilidad del contagio de la violencia. Es ya un clásico la figura del barrabrava como fuerza de choque contratable por cualquier segmento social que tenga el suficiente poder económico o capacidad de influencia e impunidad; goza el habitual y unánime consenso en su rechazo, pero, si el espectáculo (y el objetivo) lo amerita, deviene “vecino que defiende su barrio”. ¿Cuáles serían los anticuerpos sociales para no caer en este tipo de situaciones?                                                                                                                          Esto ha generado un cierto efecto de contagio, diversos focos en donde desposeídos ocupan terrenos reclamando solución a sus problemas habitacionales. Es, en el  lenguaje racista que se ha fogoneado, "la invasión de los negros", "el plan descansar", el "vienen acá porque no hacen nada y les dan beneficios".  Tanto repetidor serial que parlotea por ahí, ventilando su indignación, ¿Habrá pensado alguna vez que esas épocas que añora, en las que podía viajar al exterior porque un peso era un dólar, esa fiesta es la que comenzó a pagarse en el 2001? ¿Se le habrá ocurrido que el "ramal que para, ramal que cierra" que tanta admiración le causó, decretó el fin del ferrocarril, y con él la muerte de innumerables pueblos y la migración forzada? Hubo de todo en cuanto a "opinión pública" respecto a este tema. De los xenófobos no vamos a hablar específicamente, pero están incluidos en el registro de los violentos, así no se hayan movido de su casa, sencillamente por su capacidad de generación de climas hostiles, de preparación del terreno que desemboque en un "¡haga patria, mate a un bolita!", nos interesa más pensar en otros casos, el de aquellas buenas personas, gente de trabajo, a la que, si bien no pasa grandes privaciones, tampoco está en una posición envidiable en la cadena del consumo: Una consecuencia de este falso  "pobres contra pobres" que han pretendido instalar, tiene la sutileza de la injusticia: "a ellos, que ocupan, le van a dar una casa, y a mí, que alquilo desde hace xxx años, no me dan nada..." Se me ocurren algunas preguntas: más allá de los planes habitacionales que en CABA el gobierno vecinal no implementa, ¿No deberían los bancos otorgar créditos inmobiliarios a las personas que tienen un trabajo formal, y  ocuparse el Estado de aquellas necesidades de los más desprotegidos? Hay un proyecto de  ley de Reforma Financiera que ha hecho planteos en este sentido, pero no se ha visto mucho entusiasmo en apoyar su implementación; es decir,  quizá haya que pensar también que cuando se cajonea una ley que puede reorientar el crédito existe algún grado de responsabilidad en llegar a este tipo de situaciones, o en el caso de los empleadores que pagan parte del salario en negro e impiden así calificar para un ya de por sí escaso  posible crédito inmobiliario.  ¿Cuántas de las voces condenatorias que escuchamos a diario colaboran activamente en la producción de   estas realidades ?                                      
La cuestión de la exclusión será un problema que llevará años revertir, y, en mi opinión, se hace prioritario hoy  todo el asistencialismo posible del Estado para poder incorporarlos al sistema; no hay aquí otra posibilidad, y, mucho me temo, sus beneficios no se verificarían sino en los hijos de aquellos que han sido expulsados completamente del sistema.  Pero requiere también que nosotros, ciudadanos, "vecinos", tratemos de comprender los fenómenos en su complejidad, y no seamos tan sólo las repetidoras del discurso del Amo.
Seguramente habrá muchas más cuestiones que están "por los alrededores" de temas como éste, cuestiones que quedan escondidas, ocultas, detrás de esas verdades enlatadas que nos venden por pack; en todo caso, lo importante es siempre recordar pegarse una vuelta por la periferia de los temas, porque allí se suelen encontrar algunos fragmentos de verdad, tesoro invaluable si los hay.

18 dic 2010

Chau Sujeto de la Historia, hola Sujeto

Hola, quiero avisarles que he decidido modificar el nombre de autor, el cual a partir de ahora van a leer como "Sujeto", tanto en los escritos que publique como en los comentarios que efectúe.


La explicación es la siguiente: siendo psicólogo y psicoanalista, siempre he evitado escribir "desde" esos lugares conceptuales, porque en todo caso, también significaba limitarse a ellos.
Es decir, uno escribe desde la formación que ha tenido, pero eligiendo una libertad de mirada mucho más amplia. 


Y el que escribe es siempre un Sujeto. 


Por todo lo dicho anteriormente,  había elegido no ser Sujeto del Inconsciente, ni Sujeto del Significante; sino que  tomé el nombre "Sujeto de la Historia" sin necesidad de ceñirme rigurosamente al concepto hegeliano, tan sólo denotar que somos el entrecruzamiento de discursos, de hechos,  de la historia individual, familiar, colectiva. Sujeto sujetado, determinado, pero en permanente lucha contra lo que lo determina, sujeto que "hace" historia.
Ahora, que he decidido comenzar a estudiar la carrera de Filosofía,  sostener "Sujeto de la Historia" se hace imposible, por las razones de coherencia  ya expuestas; por eso, a partir de ahora, chau Sujeto de la Historia, hola Sujeto.


Aprovecho para saludarlos, y agradecerles su paciencia y buenos aportes.

8 dic 2010

Gracias por otra alegría


Hasta la victoria siempre, ROJO 

Yo soy de la época de Bochini y Bertoni, por eso valoro tanto este triunfo

3 dic 2010

Transformaciones y Equilibrios

Si no creyera en la balanza,                                                                                                                      en la razón del equilibrio                                                                                                                           Si no creyera en el delirio,                                                                                                                        Si no creyera en la esperanza...
                                                       La Maza, Silvio Rodríguez

Hace siete  años, cuando un ignoto patagónico, flaco, desgarbado y con la suficiente mezcla de calidez y torpeza como para meterse entre la gente y lastimarse con una cámara (qué anticipo de lo que vendría: lastimarse con una cámara...) asumía la presidencia de la Nación, creo que nadie se imaginaba de qué modo transformaría el país.
No creemos necesario, a esta altura, la enumeración de las medidas de gobierno que han promovido la transformación social, política, económica y cultural que está en marcha en Argentina; más bien quisiéramos detenernos brevemente en algunos puntos nodales de -creemos- toda la praxis kirchnerista,  que lo han llevado a la posición en que se encuentra.
Concebir la política como el ámbito por excelencia de la resolución de conflictos, es absolutamente solidario con la convicción de no criminalizar la protesta social.  Si recordamos los gobiernos anteriores (Menem, Duhalde, De la Rúa) en los que la política era simplemente el brazo ejecutor del poder económico, la criminalización de la protesta social era norma: dado un discurso único, el del mercado, aquello que se resistiera era pasible de represión, sea ésta la diabólica del "ramal que para, ramal que cierra", o la más burda, la del palito de abollar ideologías. Creo innecesario destacar que no estamos hablando de meras disputas ideológicas, sino de exclusión, desempleo, violencia, muerte, hambre. Reales, concretas, brutales.
Ahora bien, ¿cómo encarar la dimensión del Conflicto ? (motor de toda transformación posible) : apelando al Equilibrio.  A grandes rasgos, y a riesgo de ejemplificar groseramente: los trabajadores discuten con los empresarios sus ingresos en negociaciones paritarias,  pero a su vez, el Estado ofrece a las empresas diversos beneficios: medidas antidumping,  fomento al consumo, etc, en un círculo que relanza el circuito económico. El Estado, pues, en un rol de injerencia activa en la vida económica, pero tendiendo a una mayor equidad en el reparto de la riqueza. ¿Que falta mucho? Sí, indudablemente. Pero, que ya se comenzó, sí, también.                ¿Un mejor ejemplo de equilibrio? la Asignación Universal por Hijo (AUH) no es -como pretenden sus detractores-una dádiva,  sino una ayuda económica a los más necesitados, con una condición: la de la obligatoriedad de la vacunación y la escolaridad; esto es, la condición sine qua non para recibirla es la de utilizar las herramientas universalmente válidas para salir del estado de exclusión: salud y educación, brillante síntesis de la dialéctica entre derechos y obligaciones, y de solidaridad intergeneracional: el beneficio, condicionado por la obligación mencionada, de que las futuras generaciones tendrán más y mejor preparación para afrontar los desafíos de la vida: corte del círculo vicioso de la marginalidad, ni más, ni menos.
Por supuesto, si quisiéramos trasladar esta pequeño bagaje de conceptos (equilibrio, conflicto, solidaridad, tolerancia) a otros campos, lo haríamos fácilmente: desde los Derechos Humanos a la emergencia de las problemáticas como la democratización de la comunicación audiovisual, o desde el histórico logro del matrimonio homosexual a la ya indiscutiblemente imprescindible despenalización del aborto; muchas son las cuestiones en que han caído paradigmas con fuerte pregnancia. El kirchnerismo ha desatado fuerzas y dinámicas sociales que van mucho más allá de su posibilidad de manejo, hay un plus que se agrega: la irrupción de la juventud tomando su papel en la historia, después de un letargo inducido por los adormecedores de conciencias . No es un dato menor, en absoluto, y se ha intensificado notablemente por la -siempre a destiempo- muerte de Néstor Kirchner: su legado ha sido el de ejercer la militancia, el de no llegar al poder para olvidar los ideales.
Es entonces en este contexto, y con la numérica necesidad de sumar, que me pregunto, no sin cierta angustia, por el inquietante poco eco que han tenido las trágicas muertes de un ciudadano qom ( o toba) y un policía, en un conflicto por "propiedad privada" donde se han unido los intereses del poder político provincial, el poder judicial, la institución policial y el poder e influencia de terratenientes. El mencionado "poco eco" ha sido exhibido tanto desde el Gobierno Nacional,  como de lo las distintas agrupaciones que participan del kirchnerismo, y paradójiamente han tenido en nuestros denostados blogs algunas de las condenas más explícitas, como -aclaro: entre muchos otros interesantes análisis blogueros- pueden leerse en el blog del amigo Daniel Mancuso, o en el de Guillermo (Todo con Alambre), que creo tocan puntos muy similares a los que estamos planteando aquí. 
Estamos a las puertas de un año electoral, más aún, de elección del Poder Ejecutivo Nacional.
Es más que clara la necesidad del kirchnerismo, encarnado en la conducción de Cristina Fernández, de articular una política frentista, en la cual, como es obvio por la heterogeneidad de pertenencias ideológicas y partidarias, el armado no es cosa sencilla. Podría decirse que desde cada procedencia del frente, habrá "sapos"por tragar, lo cual es, ni más ni menos, que el precio de la diversidad, pero confío en el criterio de nuestros gobernantes para sostener este delicado equilibrio.
Ahora bien,  alejado de todo "purismo" (en el que jamás podríamos competir con algunos amigos de una izquierda de pensamiento inflexible),  se nos impone la pregunta acerca de los Límites que debe tener el espacio, porque en el proceso mismo de suma para acumulación de poder, se van empoderando también, o al menos , preservándolo si ya lo tenían, los Insfran, su justicia ladera, los intereses comunes con los dueños de la tierra. En fin, la negación de lo que solemos sostener.   Dicho con la mayor claridad que nos sea posible: intuímos más que sabemos de las enormes dificultades y complejidades para gobernar, pero también, con humildad, peticionamos para que tipos como Insfran no formen parte de este proyecto; podríamos tranquilamente perder algunos votos, pero lo que no podemos, ni debemos, es dejar afuera nuestras convicciones: inclusión, equilibrio, dignidad, equidad.  Acá hablamos de  represión y muerte, no de simpatías políticas, y además, tenemos una enorme obligación con los jóvenes que tomarán la posta mañana: un capital que vale mucho más que el del poroteo: el de seguir creyendo que la política es la condición necesaria para la  liberación, y el de sentir este compromiso ético con la vida, que los hizo acercarse.