En su columna del diario La Nación, el Dr. Grondona  escribió un artículo con el sugerente título: “El caso Posse, o la demonización  de la derecha”. Veamos hacia dónde va. La nota en cuestión comienza con una  brevísima y esquemática descripción de las ideas de Antonio Gramsci, sobre que  el triunfo final del comunismo se lograría en el plano cultural, cuando se diera  a través de los intelectuales, los artistas, en suma, conquistando a la  burguesía. Señala que nuestro país, por la importante gravitación de la clase  media, ha sido uno de los más expuestos a estas ideas y que, por eso, todavía  hoy, lo políticamente correcto es declararse de izquierda, y lo que hay que  evitar a toda costa es admitir que se es de derecha. Muy preocupado por esta  suerte de “proscripción”, tuvo un primer momento de euforia cuando el  inestimable Mauricio Macri nombró a Abel Posse como ministro de educación. Este  fue, para el columnista, un momento de euforia, porque Macri parecía tener el  coraje de poder entronizar y sostener a un personaje que hacía gala del orgullo  reaccionario. Pero la euforia duró poco: a los pocos días, Mauricio demostró no  estar a la altura de lo que Grondona espera de él, y tuvo que echarlo (igual que  al Fino Palacios, Chamorro, etc.) El veterano golpista, con su estilo, no se lo  dejó pasar, recordándole a Macri que él había ganado las elecciones estando a la  derecha de muchos izquierdistas “¿qué es mejor para él en todo caso, no ser  considerado de derecha, o ser sospechoso de un derechismo vergonzante?”.  Léanlo directamente de la nota, le está endilgando cobardíala  demonización. en cada letra escrita… pero más allá de este  conventillo, lo interesante es como, a partir de ahora, el pensador golpista  comienza a construir su verdadero propósito: 
Evidenciada la cobardía de Mauricio, surge el elogio  hacia la honestidad intelectual de Posse: ése es un hombre de derecha, que se  asume como tal. Y dice Grondona que este episodio nos pone frente a la  proscripción ideológica que afecta a la derecha, ya que el ex ministro fue  atacado por todos los sectores de la izquierda, donde se manipularon los  conceptos de modo tal que la derecha, toda la derecha, queda subsumida en una  derecha totalitaria, cosa que no ocurrirá con la izquierda, donde se  diferencian las democráticas de las totalitarias. Esta construcción queda  desmentida en sí misma, cuando el represor Menéndez recurre a las palabras de  este “moderado hombre de derecha” para exaltar los crímenes de la dictadura.  Ahora bien, según Grondona, ¿Por qué este “estigma”? Ensaya entonces, tal como  un relato mítico, que en los 70 los montoneros y los militares exageraron y  deformaron sus ideales, y que unos y otros (nótese: siempre en pareja, siempre  par iguales) pretendieron torcer la verdad histórica de lo que había  sucedido… y demonizando al otro bando. Ya se podrán ir imaginando lo que  sigue: que desde el 2003 nos están gobernando los montoneros (en rigor, habla de  los “herederos de los montoneros”) o sea que ésta fue la versión que triunfó, a  tal punto que en las cárceles hay militares presos sin proceso, auténticos  presos políticos… Llegó al punto que le interesaba: la teoría de los dos  demonios ponía en el mismo plano la violencia de las organizaciones guerrilleras  con la violencia de la represión demencial, sádica, sostenida desde el poder del  estado, con total impunidad, en la cual no sólo se secuestraba y mataba sin  proceso, sino que también se robaban los bienes, se apropiaban los hijos… basta  de horror ¡
¿De qué modo trabajan hoy los  Demonios?
Con la inseguridad, con la repetición de “los  derechos humanos son para los delincuentes” ó el “nos están matando a todos”  con que nos obsequian a cada momento los móviles de los noticieros de los  canales de Clarín, De Narváez, Vila, Manzano; las apariciones públicas de  Legrand, Giménez, Tinelli…
Según ellos, en la calle debe darse una batalla. Y  deben ser los hombres de armas quienes deben darla, quienes deben aniquilar a la  delincuencia. La gran mayoría de los medios, propiedad de la derecha, machaca a  diario con este mensaje, que es el mensaje de la derecha: mano dura, mano dura y  especial atención con los morochos. Esto es dicho por gente de “derecha  democrática”.
Y debería de preguntarse quizá el Dr. Grondona, si el  prejuicio al que se refiere no esté quizá emparentado con el regodeo golpista y  destituyente, perverso, que tenían él y el Sr. Biolcatti, cuando hablaban de la  posibilidad que el gobierno no llegue a terminar su mandato; de Carrió enviando  cartas a embajadas con sus ya clásicas denuncias truchas, de las amenazas de  muerte a Cristina Fernández.
Todo esto, no lo olvidemos, ocurre en momentos en que  se están llevando a cabo juicios en todo el país a los desaparecedores, asesinos  y apropiadores. Recordemos a Julio López. 
Recordemos también a Martínez de Hoz, y la  destrucción de la industria nacional, los negociados de la Patria Financiera,  recordemos Papel Prensa. Recordemos Malvinas.
Más acá en el tiempo, las privatizaciones, la  convertibilidad, las fábricas que se cierran, la exclusión de millones. El  corralito, los muertos en la Plaza.
Espero haya sido una pequeña contribución acerca del  prejuicio y proscripción ideológica que sufren el Dr. Grondona y muchos de sus  seguidores, probablemente encuentre que no sólo se alimenta del triunfo del  discurso “troskoleninista” sino que, como decía mucha gente años ha, “algo  habrán hecho” algunos representantes de nuestra derecha, para no poder exhibir  su filiación sin ese tinte vergonzante. Pero siga con sus exorcismos, Dr.  Grondona, al menos, nos da material para seguir escribiendo.
