Esta es una de esas raras veces que uno escribe algo por la sencilla razòn de que no puede dejar de hacerlo, pero al rato, descubre que le han quedado demasiadas cosas sin decir. Y, màs aùn, que no ha dicho nada de lo que realmente querìa.
Aguinis, lo que dice, lo que representa, suele generar en mì una duda: si merece ser comentado o no, y, debo decir, suele ganar la indiferencia, porque realmente no suele valer la pena meterse en su mundo pacato y mediocre, de palabras infatuadas y huecas casi tanto como su propio ego. Tal es asì, que en mi post de hace un rato, habìa dicho que no hablarìa de èl, y ahora, errare humanum est, no quiero privarme de hacerlo, porque me sentirìa muy mal conmigo mismo.
Lo que sì voy a respetar (y a rajatabla) es el no hacer una defensa de la militancia kirchnerista, porque se trata de otra cosa.
Tomo el punto de partida central del post anterior, ese donde hablaba del respeto. Pasan ante mì las imàgenes del Holocausto que uno ha visto en tantos documentales: esos trenes repletos de seres humanos que marchaban hacia un horror indecible, donde la muerte para muchos no era el final de la vida, sino la liberaciòn del sufrimiento màs atroz. Y pienso en las familias destrozadas, donde un padre, o una madre, veìa marchar a su hijo hacia su destino de exterminio, de "soluciòn final" en el enmascaramiento negador de la condiciòn humana que les permitìa hacerlo como buròcratas satisfechos de la eficacia en sus tareas.
Todo eso por ser judìo, gitano, homosexual o enfermo mental. ¿Cabe imaginar un dolor mayor que el de ver marchar a tu hijo hacia la muerte, simplemente "por ser"? .
Aguinis, que decidiò repudiar la realidad para refugiarse en su odio, compara algunos pibes que militan, que van a marchas, que tocan el bombo, con los nazis. Aguinis cree de estar atacando a estos militantes, pero en su mediocridad no se da cuenta que lo ùnico que està haciendo es banalizar el holocausto llevàndo a los confines del grotesco, y, quizà, uno deberìa preguntarse si esta banalizaciòn del horror no es una de las formas de negarlo, tal como cìnicamente han hecho los nazis mismos, esto es, parece en este punto estar identificado con quienes lo niegan por descalificaciòn. Si es tan nazi ir a un acto polìtico, o la discusiòn polìtica misma, como ejecutar a millones de personas indefensas, Aguinis y su odio obligan a la pregunta: ¿Estarà este personaje màs cerca de las vìctimas o de los victimarios ?