No puedo, acerca de Videla, pensar a "la muerte" en singular; se impone, de manera aplastante, pluralizarla. Entre tantas cosas que este miserable ser ha sido, quizá le quepa con justicia el apelativo de haber sido un burócrata de la muerte, quien ponía firma y sello a la producción en masa de secuestros, torturas, apropiaciones, asesinatos y desapariciones. Desde su escritorio de burócrata, rodeado de empresarios, dueños de medios y "hombres de Dios", salían tanto los decretos de destrucción de la economía como las consignas del terrorismo de estado que la sustentaban. Por eso, más allá de su uniforme, Videla no ha sido otra cosa que un burócrata fanático y sangriento, el servidor ferviente de un Dios implacable, inmisericorde, brutal. El Dios de Videla, el Dios de la "civilización occidental y cristiana", el de Von Wernich, Tortolo, Quarraccino y tantos otros, divinidad alejada de pobres y débiles, de necesitados, de expulsados, de marginados. Un Dios que exige el "orden" que siempre conviene al poderoso: militar, empresario, dignatario religioso. Un Dios que hace de la injusticia su fe fanática, y de la opresión su catecismo.
Desde este punto de vista decimos que Videla fue, en el fondo, un burócrata fiel, aplicado. Diariamente, su trabajo era sostener ese estado de situación, proveer las muertes necesarias, podríamos decir, sacrificiales, a tal efecto. Muerte en plural, muerte por doquier.
Porque también procuró la muerte del pensamiento, de la rebeldía, de la dignidad. Muerte de las ilusiones, muerte de la libertad. En pleno centro de Buenos Aires reinaba un enorme cartel que, bajo el pretexto de lucha contra la contaminación sonora, advertía: "el silencio es salud". Más claro, imposible.
Ahora asistimos a lo que formalmente se llama la muerte de Videla, que no es otra cosa que la de su cuerpo envejecido y marchito. Ésta es sólo una, la última de las muertes de Videla, preso condenado en cárcel común, porque ese Videla que había sentido la amenaza en el histórico juicio a las juntas, y que después conjuró con Obediencia Debida, Punto Final e Indultos, ese burócrata de la muerte tuvo una sobrevida hasta el 2003, en donde recomenzó la obra de justicia comenzada en 1985. A partir de este momento, comienzan a producirse las muertes de Videla: cuando su cuadro es bajado, cuando los derechos humanos no sólo son respetados, sino que se amplían. Videla muere en cada fábrica que se abre, en cada escuela que se funda, en cada nieto recuperado. Videla está condenado a muerte eternamente, porque cada pibe pobre que logre tomar una taza de leche más por día, que esté vacunado y vaya al colegio, dará testimonio de su fracaso. Morirá por cada joven que se sumerja en la militancia, que discuta ideas; se retorcerá en su tumba ante cada paritaria donde el trabajador luche por sus derechos, y cada 24 de Marzo, donde seguiremos yendo a decir, masivamente, que a pesar de sus intentos, seguimos vivos.
19 may 2013
9 nov 2012
Y si "escuchara", qué?
Esta mañana, algunas personas me decían que, ante la importante convocatoria que tuvo la marcha del 8N, "ahora la mina va a tener que bajar la cabeza y escuchar". Me pregunté, les pregunté, ¿escuchar qué ? dada la proliferación de motivos de descontento que que se presentaban: inseguridad, re-reelección, corrupción, soberbia, falta de libertad (diktadura), avasallamiento de las instituciones, como las principales.
Ahora bien, ¿cuál sería el resultado si uno "escuchara" y articulara todas estas demandas?
Veamos, por ejemplo, el caso de la inseguridad. "Escuchar" implicaría, como mínimo, dos cuestiones: bajar la edad de imputabilidad de los menores y sancionar leyes más "duras" desde lo legislativo, acompañados con un "manos libres" a la policía para combatir a la delincuencia. No sería de extrañar, en la visión de muchos, convocar a las fuerzas armadas a hacer razzias en las villas. El clásico "meta bala" rouckafiano al delincuente, la puerta abierta para que vuelva a suceder lo de Kosteki y Santillán, Luciano Arruga y tantos otros.
Esto es, el Estado haciendo valer su potencia de fuego y todo su poder represivo.
Pero, ¿acaso esto no chocaría con otros motivos de descontento, como la falta de libertad?
Se me ocurre que semejante empoderamiento que tendrían las fuerzas de seguridad (y/o militares) les otorgarían un amplio grado de discrecionalidad y de control: todo el que parezca sospechoso podría ser detenido "preventivamente". Claro, muy probablemente esto recaiga sobre jóvenes de piel oscura y bajo nivel socioeconómico, porque entre "la gente" no hay delincuentes, sino víctimas. Lombroso, presente !!!
Habría que escuchar también, lo que opinan las clases populares al respecto.
Sigamos entonces pensando la cuestión de la "falta de libertad": la misma manifestación de ayer, toda su preparación previa, los comentarios de los políticos que desfilaron por los canales de televisión, no hacen sino reafirmar que en este país cualquiera es dueño de decir absolutamente lo que quiera, de manifestarse como y cuando le plazca. Incluso, este gobierno es quien ha abolido los delitos de injurias y calumnias, con el que (realmente) antes se amordazaba a la prensa. Entonces, si no se trata de la falta de libertad que implicaría una política de seguridad mucho más represiva, si cada uno puede manifestarse como quiera, ¿de qué falta de libertad se trata ? Es la economía, estúpido!. Aquí es donde aparece, presente por ausente, por escamoteado en las consignas, la cuestión del dólar.
¿Cómo aparecen estas cuestiones manifiestamente? por ejemplo, con la política de restricción de importaciones y su sustitución por producción nacional, el "autoritarismo de Moreno".
(En este punto, les pido se remitan al "Programa Económico del 8N" de Ricardo Aronskind, sin lo cual este post carece de mayor sentido).
Hasta ahora, lo que se está pidiendo es un Estado Represor, pero absolutamente prescindente de toda regulación económica. ¿No les suena conocido esto ?. También aquí cabría escuchar la opinión de los que no marcharon ayer, los trabajadores.
La korrupción (que por supuesto, la hay) se escribe con "k" porque se emparenta únicamente con este Gobierno, mientras se está juzgando las coimas en el Senado del gobierno de la Alianza; la cuestión del jefe de policía de Santa Fe, que nadie sabe dónde puede terminar; la investigación sobre el juez Armella por todo su manejo en el tema Riachuelo; las designaciones irregularísimas de jueces en el Consejo de la Magistratura, el viaje pago por Clarín a 5 jueces a Miami, etc. etc. Insisto: hay corrupción en este gobierno, pero parece ser que es la única que se ve...
Re-reelección y avasallamiento a las instituciones son otras dos consignas del 8N, y, de algún modo, caras de la misma moneda: están "yendo por todo" porque lo único que interesa es reformar la Constitución para reeligir nuevamente a la yegua, y por eso avasallan a las instituciones. Me pregunto dónde estaban estos republicanos cuando en el 2009, con la mayoría legislativa obtenida por el Grupo A paralizaron el Congreso; o cuando la industria de las cautelares que interpuso en "La Justicia" el Grupo Clarín frenó una ley democrática y legítimamente sancionada com amplia aprobación, por el Congreso.
En rigor, CFK no ha dicho una sola palabra acerca de la re - reelección...
La soberbia: Habitualmente asociada a otra palabras: la krispación , punto este absolutamente interesante. Más allá que la presidenta pueda serlo en sus modos (y si es así, ¿qué me importa, qué le agrega o quita a su obra ?) frecuentemente se confunden la convicción y la determinación con la postura soberbia de quien no reconoce un error, de quien no escucha otra opinión. A esa gente les digo que uno de los puntales de este gobierno, la Asignación Universal por Hijo, no sólo no fue idea de este gobierno, sino que tampoco lo seducía, sin embargo, fue adoptada y hoy es absolutamente central.
Seguramente habrá muchos más elementos para analizar, pero aquí tuvimos la intención de pensar qué diablos significaría "escuchar el mensaje" de algunas consignas de la manifestación de ayer. LLegados a este punto, la conclusión que se impone es que, si bien hay enormidad de cosas por hacer y por corregir, no hay mucho margen para dicha escucha, porque lo que aquí se está discutiendo no es un gobierno y sus particularidades, sino ni más ni menos el rol del Estado y ése es un objetivo que afortunadamente muchos consideramos irrenunciable, aunque nos consideren autoritarios y soberbios.
6 nov 2012
Un Menú para el 8N
En un par de días, sobre Buenos Aires y algunas otras ciudades grandes, ricas, de la Argentina, se oirá un retumbar de cacerolas. ¿De quién, acaso de los humildes?
No. Los humildes respetan demasiado a sus cacerolas, porque saben lo que han tenido que luchar para ponerle algo adentro, y saben que, aunque no coman lomo, en estos últimos años han podido llenarlas como antes no se podía. Es claro que quienes van a cacerolear, los insatisfechos, son, justamente, los que están más satisfechos.
Podríamos decir, como metáfora culinaria, que son quienes están saciados en su necesidad de comer, pero insatisfechos con el menú; o más aún: indignados que se estén (de a poco, lentamente) sentando más comensales a la mesa. Uno de los problemas que perciben es que en este restaurante, antaño exclusivo, ya no se está ejerciendo el derecho de admisión y permanencia, y, como decía la señora, hay que tener cuidado con lo que se dice, porque la servidumbre escucha...
Y marcharán los nostálgicos del paraíso perdido: los de la pizza con el champagne junto con los "Pro Vida"; la Pando, los defensores del periodismo independiente del gobierno (pero no de los billetes), con los que sufren el síndrome de abstinencia de por poder comprar todos los dólares que quieren. Marcharán aquellos que están hartos de que la cadena nacional les corte un programa de TV abierta que ni siquiera estaban viendo; irán aquellos que se resisten a pagar la fiesta de negritas que se embarazan a repetición para cobrar un subsidio, y también sus opuestos: los que prefieren que se mueran por una septicemia antes de abortar. Golpearán sus cacerolas todos aquellos que exijan que se deje atrás el pasado, que deje de juzgarse con tanta saña y rencor a unos pobres viejos que tuvieron que matar y hacer desaparecer a unos miles, porque a este país le iban a cambiar su bandera por un sucio trapo rojo. Marcharán aquellos (y aquellas) que sostienen que Marcela y Felipe son hijos de todos; y también harán el aguante aquellos que siempre optan por el más débil. Estarán firmes quienes con horror imaginan que se repartirá droga en las escuelas a cambio del voto (¿cómo se llamaría, "Frula para todos"?) y los que se horrorizan con el matrimonio igualitario.Seguramente serán acompañados por aquellos que sostienen que hay que dejar de robar por unos años; por quienes descubieron que por las alcantarillas del juego y la droga se va la plata de los subsidios, y por los que saben que la duda es la jactancia de los intelectuales.
No faltarán los condenados al éxito, hermanados con los que defendieron tan bien la plata de los jubilados en las AFJP, y los sufridos dirigentes rurales junto a prefectos y gendarmes con sueldos de noventa y siete lucas; jueces viajeros y "la gente" de Santa Fe y Callao.
Pensar que años ha, gente como esa había acuñado la frase "aluvión zoológico", qué ironía...
A mí, en lo personal, este tipo de cosas me hace un tipo más jodido. Estoy infinitamente más dispuesto a escuchar a alguien que esté haciendo un reclamo, o luchando por un derecho, pero dispuesto a discutir con conceptos. Acá nadie está buscando la rectificación de una política, la consagración de un derecho, la reparación de un daño. Excepto el odio, y cierto sentido de pertenencia a una clase y un sistemas de privilegios, nada los acerca entre sí, nada le otorga el carácter de un "nosotros"; la cacerola no sólo no transmite nada, sino que -fundamentalmente- el ruido tampoco deja oír al otro; y esto, en buena medida es porque, para esta gente, "el otro" cuenta muy poco, ocupados como están en sí mismos, porque, al fin y al cabo, a qué va uno a un restaurante, sino a ser servido ?
27 oct 2012
A Néstor Kirchner, 27/10/12.
Hoy su cara está en todas las remeras, es un muerto que no para de nacer.
Fragmento de "Murguita", de la Bersuit, pretexto para comenzar a escribir algo (poco, impreciso, insuficiente) sobre Néstor Kirchner, a dos años de su partida.
En principio, debo confesar que siempre me causa cierta incomodidad la imagen del Che en las remeras, porque nunca pude dejar de ver, a la par del homenaje que quien la lleva quiere rendirle a ese inmortal, ese intento del capitalismo de degradarlo, de convertir esa figura en un objeto de consumo, ese símbolo en un dibujo estampado con el cual vender la remera. Esta sería (prosigue mi razonamiento neurótico) una estrategia "amigable" de la que se vale el sistema para digerir algo que le molesta: tratar de hacerlo light, de que ingrese en una serie como podría ser la cara de Jim Morrison, o de Lennon, desprenderlo de esa radicalidad que lo hace tan molesto, tan insoportable.
¿Qué modelo de Néstor Kirchner intentan vendernos hoy ? Aquellos que en vida lo tildaron de autócrata fascistoide, de populista autoritario, incapaz del más mínimo "diálogo para lograr el consenso", ahora lo ponen casi como modelo de demócrata, de componedor, contrastando, claro está, con el autoritarismo despótico de su esposa y heredera política, la yegua, madre de todos los males, asesina serial de las instituciones y las buenas formas.
Quieren domesticarlo, castrarlo, convertir al animal político en mascota debida y correctamente republicana. Las maquinarias del auténtico poder operan así: ascienden al Olimpo o recluyen en el subsuelo de acuerdo a sus intereses. ¿ O alguien se acuerda de Cobos?
Hace dos años, moría el hombre y nacía el símbolo. ¿Por qué? Néstor Kirchner se convirtió él mismo en un símbolo porque puso actos allí donde los demás solamente palabras. Cuando dijo que no llegaba a la Casa de Gobierno para dejar sus convicciones afuera, cumplió con su palabra; honró sus convicciones, con aciertos y errores, hasta lo último.
Y precisamente, esto le valió tanto amor y tanto odio. Kirchner jamás podría haber resultado indiferente, porque vino a transformar un país, y lo hizo. Aunque falte mucho, aunque existan aún inequidades indignantes, aunque a veces se retrocede algún paso entre los que se avanzan, este país ya nunca será el mismo, porque dejó su huella en las siguientes generaciones.
Hoy, en Parque Lezama, eran fundamentalmente los jóvenes quienes se habían congregado a homenajearlo; algunos de ellos con una remera que dice "yo lo vi bajar los cuadros". Dudo mucho que a esa remera se la vaya a convertir en objeto de consumo.
Fragmento de "Murguita", de la Bersuit, pretexto para comenzar a escribir algo (poco, impreciso, insuficiente) sobre Néstor Kirchner, a dos años de su partida.
En principio, debo confesar que siempre me causa cierta incomodidad la imagen del Che en las remeras, porque nunca pude dejar de ver, a la par del homenaje que quien la lleva quiere rendirle a ese inmortal, ese intento del capitalismo de degradarlo, de convertir esa figura en un objeto de consumo, ese símbolo en un dibujo estampado con el cual vender la remera. Esta sería (prosigue mi razonamiento neurótico) una estrategia "amigable" de la que se vale el sistema para digerir algo que le molesta: tratar de hacerlo light, de que ingrese en una serie como podría ser la cara de Jim Morrison, o de Lennon, desprenderlo de esa radicalidad que lo hace tan molesto, tan insoportable.
¿Qué modelo de Néstor Kirchner intentan vendernos hoy ? Aquellos que en vida lo tildaron de autócrata fascistoide, de populista autoritario, incapaz del más mínimo "diálogo para lograr el consenso", ahora lo ponen casi como modelo de demócrata, de componedor, contrastando, claro está, con el autoritarismo despótico de su esposa y heredera política, la yegua, madre de todos los males, asesina serial de las instituciones y las buenas formas.
Quieren domesticarlo, castrarlo, convertir al animal político en mascota debida y correctamente republicana. Las maquinarias del auténtico poder operan así: ascienden al Olimpo o recluyen en el subsuelo de acuerdo a sus intereses. ¿ O alguien se acuerda de Cobos?
Hace dos años, moría el hombre y nacía el símbolo. ¿Por qué? Néstor Kirchner se convirtió él mismo en un símbolo porque puso actos allí donde los demás solamente palabras. Cuando dijo que no llegaba a la Casa de Gobierno para dejar sus convicciones afuera, cumplió con su palabra; honró sus convicciones, con aciertos y errores, hasta lo último.
Y precisamente, esto le valió tanto amor y tanto odio. Kirchner jamás podría haber resultado indiferente, porque vino a transformar un país, y lo hizo. Aunque falte mucho, aunque existan aún inequidades indignantes, aunque a veces se retrocede algún paso entre los que se avanzan, este país ya nunca será el mismo, porque dejó su huella en las siguientes generaciones.
Hoy, en Parque Lezama, eran fundamentalmente los jóvenes quienes se habían congregado a homenajearlo; algunos de ellos con una remera que dice "yo lo vi bajar los cuadros". Dudo mucho que a esa remera se la vaya a convertir en objeto de consumo.
19 sept 2012
ACERCA DEL BURGUÉS RABIOSO
Realmente es difícil, a veces, intentar analizar ciertas cuestiones en la Argentina. El cacerolazo de hace unos días es un buen ejemplo: se lo ha denominado, como un bien notable de autenticidad, con el mote de "espontáneo", cuando durante semanas lo estuvieron preparando y fogoneando los medios opositores y sus brazos ejecutores políticos. ¿Quiénes lo protagonizaron? por supuesto, la gente. Gente fotogénica, bien vestida, estéticamente presentable para el show televisivo. Gente convocada para decir basta, basta a una casi infinita lista de cosas que la sacan de quicio, que la "crispan".
Como en toda multitud, había de todo. O casi, no me pareció ver gente pobre...
Destaco, resalto el "de todo". Se manifestaron -libremente, a pesar de estar en una diktadura- desde aquellos que reclaman por inseguridad, hasta aquellos que se sienten perjudicados por no poder comprar dólares; desde los indignados con el uso de la cadena nacional hasta las "víctimas" del pago al impuesto a las ganancias; los escandalizados por la soberbia presidencial y los custodios de la plata de los jubilados. No podían estar ausentes los denostadores de los planes sociales, los defensores de los milicos represores, los cultores de la libertad de prensa y negocios. La buena gente.
Hubo de todo, gente que pedía que el Gobierno se fuera, y gente que -solución final a sus problemas- pedía que Cristina Fernandez muriera. Se veían por ahí svásticas, sin que terminara de quedar claro si eran alusivas a quienes se denostaban (es decir, a los diabólicos kirchneristas) o si hablaban de quienes las portaban. Hubo algún rabino (y también seguramente algún cura) saltando y bailando entre esa multitud que pedía muerte, en la misma plaza con las svásticas. Acá no apareció el burgués asustado de Bretch, sino el burgués rabioso.
Aquí conviene hacer un alto y efectuar alguna aclaración básica: me parece muy bien, democráticamente estimulante, que parte de la población se movilice para hacer oír sus reclamos. Si este manifestar es espontáneo u organizado, no quita ni agrega nada. Si este agruparse para manifestar es en contra del gobierno que apoyo, tampoco me molesta per se, porque soy uno de los tantos que con suma sinceridad quisiera ver la existencia de una oposición coherente y responsable, que corra por izquierda con argumentaciones lícitas y proyectos populares, que se desvele por estar enfocado en el sentir y el pensar del pueblo y no tanto en las cámaras de la TV. En síntesis, creo y respeto el espacio de los que piensan distinto y hasta opuesto; estoy abierto a escuchar argumentos contrarios que pudieran poner en cuestión a los que sostengo de toda la vida. Nunca debe olvidarse cuánta sangre tuvo que correr en nuestro país para poder gozar de la libertad que ahora tenemos.
Creo pertinente distinguir, previo a todo análisis del hecho a que nos referimos, entre el insatisfecho, el peticionante, y el burgués rabioso. El que aquí llamamos insatisfecho, o peticionante, es aquél que fue (o hizo sonar su cacerola) por alguna cuestión puntual que lo impulsa: si una persona, o algún familiar cercano, fue víctima de un robo o una agresión, siente que no se resuelve el problema, es muy factible que aproveche una manifestación pública para insertar su reclamo. ¿Cómo no prestar oído a su queja? ¿Por qué no hacerlo?
Precisamente, sería un error absoluto enfundar en la misma bolsa a todos los que cacerolearon y/o se manifestaron, porque no son todos lo mismo. Pero también les convendría, a los caceroleros y a los "figurettis" políticos que se quisieron colgar de la manifestación, tener en claro sus propias diferencias: dudo mucho que quien reclame por una cuestión de inseguridad, o por una reparación que no le llega, pueda encontrar una solución, siquiera un factor de presión, juntándose con quienes solamente exigen la caída del gobierno. Su reclamo entonces, es bastardeado, queda oculto, relegado, tras las svásticas.
Nuestro burgués rabioso, en realidad, no busca compensaciones o correcciones parciales. No, va por todo, va por la destitución, y si pudiera, por la eliminación. Nuestro burgués rabioso se siente expoliado, resuma indignación porque cree que le están tocando sus privilegios de casta: comprar dólares para poder pagar vacaciones y compras en el exterior, "perseguirlo" para que pague sus impuestos, a lo que se niega tajantemente porque es "para financiar con mi plata a los negros". Nuestro burgués se pone rabioso porque su concepción del mundo se reduce a "yo" (& familia). No tolera siquiera la idea de un cambio de paradigma que le hable de un "nosotros", que sostenga, como decía el general, que no puede haber realización individual si no hay realización colectiva. Nuestro burgués rabioso en el fondo es un creyente: cree firmemente que quienes seguimos un proyecto nacional y popular lo hacemos por el choripan y por la ignorancia; pero llegado el momento de argumentar en una discusión, naufragan inevitablemente, repitiendo como loros lo que leen en los diarios y ven en los programas que los "esclarecen". El burgués rabioso no admite al Estado sino como una herramienta de represión frente a lo que lo amenaza. La libertad que exige nuestro burgués es siempre "su" libertad, nunca la del otro. Por eso, no tolera a un Estado activo, porque siente que se inmiscuye en su vida. Sin embargo, nuestro burgués dispone de una vara distinta para medir en cada ocasión: no le molesta ser espiado ni escuchado, tolera (más aún, creo que aprueba) cuando patotas PRO golpeaban y desalojaban indigentes, y son perfectamente indiferentes si en el Borda hace 2 años que no hay gas, y que sólo se lo quieren conectar si ceden algunas hectáreas al negocio inmobiliario del sultán de la ciudad. Todo esto no es visto como una intromisión del Estado, por la sencilla razón que no los afecta en lo personal.
Entonces, se hace imprescindible distinguir entre la voz de quien reclama legítimamente y la de los burgueses rabiosos, porque los primeros nos aportan la necesaria crítica, el estímulo del desafío, la política como herramienta para una sociedad mejor, más plural y abierta, mientras que del burgués rabioso sólo puede esperarse el odio. Prestar el oído a los primeros, no descalificarlos, ver como solucionar sus problemáticas, reconocerlos en su diversidad, es la mejor manera que tenemos de aislar a esa minoría parasitaria, reaccionaria y estéril.
27 ago 2012
Aguinis, II
Esta es una de esas raras veces que uno escribe algo por la sencilla razòn de que no puede dejar de hacerlo, pero al rato, descubre que le han quedado demasiadas cosas sin decir. Y, màs aùn, que no ha dicho nada de lo que realmente querìa.
Aguinis, lo que dice, lo que representa, suele generar en mì una duda: si merece ser comentado o no, y, debo decir, suele ganar la indiferencia, porque realmente no suele valer la pena meterse en su mundo pacato y mediocre, de palabras infatuadas y huecas casi tanto como su propio ego. Tal es asì, que en mi post de hace un rato, habìa dicho que no hablarìa de èl, y ahora, errare humanum est, no quiero privarme de hacerlo, porque me sentirìa muy mal conmigo mismo.
Lo que sì voy a respetar (y a rajatabla) es el no hacer una defensa de la militancia kirchnerista, porque se trata de otra cosa.
Tomo el punto de partida central del post anterior, ese donde hablaba del respeto. Pasan ante mì las imàgenes del Holocausto que uno ha visto en tantos documentales: esos trenes repletos de seres humanos que marchaban hacia un horror indecible, donde la muerte para muchos no era el final de la vida, sino la liberaciòn del sufrimiento màs atroz. Y pienso en las familias destrozadas, donde un padre, o una madre, veìa marchar a su hijo hacia su destino de exterminio, de "soluciòn final" en el enmascaramiento negador de la condiciòn humana que les permitìa hacerlo como buròcratas satisfechos de la eficacia en sus tareas.
Todo eso por ser judìo, gitano, homosexual o enfermo mental. ¿Cabe imaginar un dolor mayor que el de ver marchar a tu hijo hacia la muerte, simplemente "por ser"? .
Aguinis, que decidiò repudiar la realidad para refugiarse en su odio, compara algunos pibes que militan, que van a marchas, que tocan el bombo, con los nazis. Aguinis cree de estar atacando a estos militantes, pero en su mediocridad no se da cuenta que lo ùnico que està haciendo es banalizar el holocausto llevàndo a los confines del grotesco, y, quizà, uno deberìa preguntarse si esta banalizaciòn del horror no es una de las formas de negarlo, tal como cìnicamente han hecho los nazis mismos, esto es, parece en este punto estar identificado con quienes lo niegan por descalificaciòn. Si es tan nazi ir a un acto polìtico, o la discusiòn polìtica misma, como ejecutar a millones de personas indefensas, Aguinis y su odio obligan a la pregunta: ¿Estarà este personaje màs cerca de las vìctimas o de los victimarios ?
Aguinis y la Vergüenza
Sepan disculpar, estimados compañeros, lo raleado de mi participación en la web, y lo retrasado de mi comentario sobre la, ¿cómo llamarlo ? "nota" de Aguinis.http://www.lanacion.com.ar/1500963-el-veneno-de-la-epica-kirchnerista.
Me abstendré de hablar de este personaje, porque no encuentro el modo de expresar lo que me genera, un más allá del desprecio, un más acá de la pena. Tampoco creo meritorio rebatir lo que escribe, por falso, insustancial, mediocre. Solamente me interesa, en todo caso, me convoca, en tanto ser humano, decir un par de palabras sobre la vergüenza, por suerte, ajena, que me da que un tipo, que se presenta como intelectual, psicoanalista y escritor, pueda faltarle tanto el respeto a quienes han pasado, o son descendientes de personas a las que se le ha desposeído hasta lo que carecían, a las que se les bordaba una estrella de David para señalarlo como judío, es decir, como alguien a ser humillado, explotado y asesinado.
O a los homosexuales; o a los gitanos, o a los locos y débiles mentales. Decía, faltando el mínimo respeto a todos ellos, al parangonar, en su repudio de la realidad, a aquellos nazis, los que hicieron lo arriba efectivamente relatado, con lo que comprendo pueda molestarle, hartarlo, no sé, coloquen ustedes el verbo que más le guste, de lo que llama "militantes kirchneristas". Extraños Nazis éstos que, por ejemplo, en vez de condenar y perseguir a las expresiones sexuales apartadas del ideal judeocristiano, les habilitan el derecho al matrimonio; o que han luchado por una ley que permita la pluralidad de medios informativos. Posiblemente sea una nueva expresión del nazismo el sostener los Derechos Humanos, recuperar identidades robadas, propender a la inclusión social.
Pero no quiero que estas pocas líneas sean una defensa del kirchnerismo; No. No se trata de esto, ni importa. Se trata, en todo caso, de tener un mínimo de respeto por quienes han sufrido realmente, dejando de banalizar su tragedia. Por eso, usted Aguinis, está más allá del desprecio y más acá de la pena, en el preciso lugar donde cae su máscara, y tras ella no hay nada.
11 jun 2012
Breve Guía para el Novel Cacerolero
A mí, de chico, intentaron inculcarme ciertos valores, como el de ser solidario con aquellos que lo necesitan. Y me parece que sería egoísta de mi parte si no le diera una manito a aquellos pichones de garcas que se proponen ingresar al fascinante mundo de la Essen abollada. Por esta razón, ahí van unos humildes consejos:
1) Cómo vestirse para el evento: un aspirante a garca nunca, pero lo que se dice, nunca, debe perder de vista que uno es lo que le ven puesto. Por eso, el cuidado en la elección de la vestimenta es un detalle fundamental que hablará de usted, y no sólo en su círculo más cercano, sino en la televisación en directo. Recuerde que, por este motivo, tanto los hombres como las mujeres deberán tener una ligera base de maquillaje, porque si no, no darán el look adecuado para las cámaras, y corren el riesgo de no ser reconocidos por sus parientes, socios y amigos.
No se prive de decir que ama a Mauricio y a Lanata.
2) Las Consignas: Recuerde que no se trata solamente de golpear la cacerola, sino que Ud. está ahí para demostrar su odio y su desprecio a la chusma que okupa (sí, con K) la Kasa de
Gobierno, la diktadora korrupta a la que sólo le interesa rapiñar la Kaja. Como pequeño consejo práctico, trate de robarle a alguien (preferentemente a un pobre) un diccionario, ábralo en la letra "C", y arme todo tipo de frases agresivas, injuriantes, descalificadoras, simplemente trocando la letra "c" por la "k". No es necesario que dichas frases tengan sentido alguno, salvo manifestar su asco. Recuerde contraponer esta inmunda basura con el resplandeciente Mauricio.
3) Los argumentos: Usted debe estar preparado para ser entrevistado por un medio periodístico. Como gracias a Dios no todos somos iguales, puede que le hagan una glamorosa nota en La Nación, donde le podrá enviar saludos a su prima Finita, salir por TN a grito pelado demostrando su hartazgo por la restricción de la compra de dólares, o finalmente, practicar tiro al pichón si el notero es de 6,7,8, Página/12, etc. Por favor, no olvide de manifestar lo buen estadista que es Mauricio, y lo que sería de este bendito país si a él lo dejaran gobernar.
4) Motivos para cacerolear: si Ud. es gente como uno, debe ser exquisitamente claro en su elección del motivo, porque tampoco es cuestión de tomar frío todas las noches. Cacerolear por la tragedia de Once, por la muerte de mujeres en abortos clandestinos, la falta de gas en el Borda o por el envío de un submarino nuclear serían temas dignos de decretar su inmediata expulsión del country. No y No! Ud. debe cacerolear porque le aplican un pequeño aumento en el impuesto inmobiliario de sus 3.000 hectáreas en el núcleo sojero, o porque no le permiten comprar todos los dólares que le gustaría. Esos sí son derechos y garantías individuales vulnerados por la diktadura. Haga notar que con Mauricio nunca pasaría eso.
5) Acerca del uso de la servidumbre en el caceroleo: dado que a las mayorías ignorantes no le importan los temas que desvelan a la gente como uno, y que todavía no estamos pudiendo juntar un número importante, se hace necesario engrosar las delgadas filas caceroleras con la servidumbre (que, por otra parte, está más acostumbrada a manipular los elementos de cocina). Esto, si bien es necesario, también tiene su costado indeseable, porque sería de muy mal gusto que apareciera a su lado en las fotos o imágenes televisivas. Aquí le brindamos una solución: organícense junto a otars personas de su alcurnia, ocupen ustedes los primeros planos, y dejen a esos seres escasamente presentables al fondo, ente sombras, las que combinadas con el color de su cutis sólo dará aspecto de "bulto", y Ud. no pasará vergüenza ajena. Recuerde periódicamente instruir a su servidumbre acerca de que vote a candidatos de Mauricio.
6) Dónde cacerolear: tan importante como su vestimenta, es el lugar que Ud. elija para llevar a cabo su protesta ciudadana; es más, debieran de tener perfecta armonía su ropa con la fachada del edificio. Por ejemplo: Ud. no puede ir con un conjunto de carpincho y pararse delante de un edificio con mucho aluminio y vidrios; no, Ud. debe elegir la fachada de una vieja casona o embajada, donde se vea su buen gusto. Tome en cuenta que sólo se puede cacerolear en lugares donde valga la pena vivir: Barrio Parque, Recoleta, Palermo. A lo sumo, los más osados, en la Plaza de Mayo (se ofrecen visitas guiadas para conocerla). Para quienes hayan tomado esta última opción, es obligatorio que se posicionen de cara a Punta del Este (es decir, hacia ese edificio rosado que está para el lado del río, pero estimo se ubicarán mejor cardinalmente de este modo). De paso, comprenderán un poco mejor a Mauricio, que todos los días tiene que mirar ese espectáculo denigrante.
Espero que estos sencillos consejos puedan serles útiles, dado que como se perfilan las cosas, restan varios años para seguir masticando bronca y esperar al mesías que nos vuelva a integrar al mundo.
1) Cómo vestirse para el evento: un aspirante a garca nunca, pero lo que se dice, nunca, debe perder de vista que uno es lo que le ven puesto. Por eso, el cuidado en la elección de la vestimenta es un detalle fundamental que hablará de usted, y no sólo en su círculo más cercano, sino en la televisación en directo. Recuerde que, por este motivo, tanto los hombres como las mujeres deberán tener una ligera base de maquillaje, porque si no, no darán el look adecuado para las cámaras, y corren el riesgo de no ser reconocidos por sus parientes, socios y amigos.
No se prive de decir que ama a Mauricio y a Lanata.
2) Las Consignas: Recuerde que no se trata solamente de golpear la cacerola, sino que Ud. está ahí para demostrar su odio y su desprecio a la chusma que okupa (sí, con K) la Kasa de
Gobierno, la diktadora korrupta a la que sólo le interesa rapiñar la Kaja. Como pequeño consejo práctico, trate de robarle a alguien (preferentemente a un pobre) un diccionario, ábralo en la letra "C", y arme todo tipo de frases agresivas, injuriantes, descalificadoras, simplemente trocando la letra "c" por la "k". No es necesario que dichas frases tengan sentido alguno, salvo manifestar su asco. Recuerde contraponer esta inmunda basura con el resplandeciente Mauricio.
3) Los argumentos: Usted debe estar preparado para ser entrevistado por un medio periodístico. Como gracias a Dios no todos somos iguales, puede que le hagan una glamorosa nota en La Nación, donde le podrá enviar saludos a su prima Finita, salir por TN a grito pelado demostrando su hartazgo por la restricción de la compra de dólares, o finalmente, practicar tiro al pichón si el notero es de 6,7,8, Página/12, etc. Por favor, no olvide de manifestar lo buen estadista que es Mauricio, y lo que sería de este bendito país si a él lo dejaran gobernar.
4) Motivos para cacerolear: si Ud. es gente como uno, debe ser exquisitamente claro en su elección del motivo, porque tampoco es cuestión de tomar frío todas las noches. Cacerolear por la tragedia de Once, por la muerte de mujeres en abortos clandestinos, la falta de gas en el Borda o por el envío de un submarino nuclear serían temas dignos de decretar su inmediata expulsión del country. No y No! Ud. debe cacerolear porque le aplican un pequeño aumento en el impuesto inmobiliario de sus 3.000 hectáreas en el núcleo sojero, o porque no le permiten comprar todos los dólares que le gustaría. Esos sí son derechos y garantías individuales vulnerados por la diktadura. Haga notar que con Mauricio nunca pasaría eso.
5) Acerca del uso de la servidumbre en el caceroleo: dado que a las mayorías ignorantes no le importan los temas que desvelan a la gente como uno, y que todavía no estamos pudiendo juntar un número importante, se hace necesario engrosar las delgadas filas caceroleras con la servidumbre (que, por otra parte, está más acostumbrada a manipular los elementos de cocina). Esto, si bien es necesario, también tiene su costado indeseable, porque sería de muy mal gusto que apareciera a su lado en las fotos o imágenes televisivas. Aquí le brindamos una solución: organícense junto a otars personas de su alcurnia, ocupen ustedes los primeros planos, y dejen a esos seres escasamente presentables al fondo, ente sombras, las que combinadas con el color de su cutis sólo dará aspecto de "bulto", y Ud. no pasará vergüenza ajena. Recuerde periódicamente instruir a su servidumbre acerca de que vote a candidatos de Mauricio.
6) Dónde cacerolear: tan importante como su vestimenta, es el lugar que Ud. elija para llevar a cabo su protesta ciudadana; es más, debieran de tener perfecta armonía su ropa con la fachada del edificio. Por ejemplo: Ud. no puede ir con un conjunto de carpincho y pararse delante de un edificio con mucho aluminio y vidrios; no, Ud. debe elegir la fachada de una vieja casona o embajada, donde se vea su buen gusto. Tome en cuenta que sólo se puede cacerolear en lugares donde valga la pena vivir: Barrio Parque, Recoleta, Palermo. A lo sumo, los más osados, en la Plaza de Mayo (se ofrecen visitas guiadas para conocerla). Para quienes hayan tomado esta última opción, es obligatorio que se posicionen de cara a Punta del Este (es decir, hacia ese edificio rosado que está para el lado del río, pero estimo se ubicarán mejor cardinalmente de este modo). De paso, comprenderán un poco mejor a Mauricio, que todos los días tiene que mirar ese espectáculo denigrante.
Espero que estos sencillos consejos puedan serles útiles, dado que como se perfilan las cosas, restan varios años para seguir masticando bronca y esperar al mesías que nos vuelva a integrar al mundo.
9 may 2012
MINIMAL
Mi escasa presencia en la blogòsfera de un tiempo a esta parte atestigua por sì misma que me cuesta encontrar temas sobre los cuales escribir. Claramente, no puedo endilgàrselo al espìritu de este tiempo, generoso como es en acontecimientos de relevancia. Serà, quizà, que el impulso a escribir, en mi caso, requiere de ciertos disparadores, que no siempre se dan. Hace muy pocos dìas, en un brevìsimo recuadrito en la tapa de Pàgina/12, se contaba una anècdota "minimal" si se quiere. Se titula "Trofeo", y de tan breve que es, se la transcribo: Apenas desembarcado en el impresionante edificio de YPF, el ministro Julio De Vido recibiò una sorpresiva visita. Una de las principales encargadas de protocolo de la empresa se le acercò con papeles en la mano. "Yo trabajo en YPF desde hace 35 años -le explicò- y cuando se la vendieron a Repsol comprè el diario y lo guardè esperando este momento". El diario en cuestiòn era Pàgina/12. El tìtulo de la tapa era "adiòs YPF" y la imagen que ocupaba casi toda la portada era la de una mujer con la bandera pintada en el rostro con una enorme làgrima de petròleo cayendo por su mejilla. Con los ojos hùmedos le regalò su trofeo al ministro.
Como decìamos, una historia mìnima, de una persona comùn, algo que nunca va a figurar en una estadìstica, y que seguramente caerà en el olvido màs temprano que tarde. Sin embargo, este mìnimo hecho me dispara la necesidad de escribirlo, porque el acto dice, y mucho. Este guardar un diario por 20 años esperando el momento del retorno, ¿No es acaso toda una definiciòn de esperanza?. Esperanza que hasta bien podrìa pensarse como una forma de la resistencia en el sentido del aguante, del bancarse ese hecho que evidentemente marcò a esta mujer mucho màs que un simple cambio de mando en su trabajo. Cuando se produjo la venta de YPF a Repsol, tambièn algo de esta mujer -su pertenencia- habìa sido enajenado.
Yo no hubiera titulado la nota como "Trofeo", hubiera preferido "Ofrenda": entregar ese diario es tambièn ofrendar lo que durante tantos años guardò, atesoràndolo, porque eso, la pertenencia, la resistencia y la esperanza de esta mujer, nadie habìa podido venderla.
26 mar 2012
APUNTES SOBRE EL 24 EN LA PLAZA
Tardíos quizá para la fecha, estos apuntes obedecen más al tiempo de la maduración de las impresiones, del despliegue de lo sentido, que al del calendario.
Desde 1983 los 24 de Marzo han sido mi cita obligada con la Plaza; desde 1983 vuelvo a casa con los ojos húmedos de emoción, y me tranquiliza que, 29 años después, eso no cambie.
Hace ya muchos años decidí ir por fuera de las columnas: las primeras marchas, junto al viejo y entrañable P.I., "la patota del doctor", y luego, como un ciudadano más, o solo o acompañado por alguien de mi familia, pero por fuera de las columnas. No por no sentirme parte, porque por demás estoy identificado ideológica y políticamente, sino por considerar al 24 de Marzo como algo que trasciende, que supera con creces estas dimensiones. Se entiende: voy como ciudadano, como padre e hijo, como esposo, como amigo, como ser humano.
En tantos años, he visto como esa Plaza se ha ido transfigurando, de ser unos pocos miles en los primeros ochenta, fundamentalmente enrolados en los partidos políticos y organizaciones de DDHH, a la cada vez mayor afluencia de "gente de a pie", familias enteras, muchos pibes, signo de la fertilidad de la memoria, que se multiplica y se esparce, incontenible.
Recuerdo algunos 24 sombríos, de reclamos que se desintegraban contra el muro de la impunidad, sostenida por el temor y por la indiferencia de tantos estamentos del poder. En esos momentos se resistía insistiendo, pero sin atisbos de esperanza. Hoy la situación es muy otra, porque la justicia, aunque lenta, está operando con la gran cantidad de juicios a los represores. Falta, sí, un enorme camino por recorrer, quizá aún más sinuoso en el caso de los asesinos de traje y portafolio, indudablemente más difícil de vincular que quienes apretaron el gatillo o sostenían la picana.
Pero decíamos que a lo largo de los años hemos visto una metamorfosis en esa plaza del 24, y creo que la novedad es que en ella está apareciendo la alegría. Sí, aunque suene incongruente, en medio de los reclamos y del dolor que se ha sabido manejar, aparece, como una llamita, la alegría, que cualquiera que haya estado allí el sábado podía ver: la alegría de que la vida ha vencido a la muerte, corporizada en todo ese piberío que diciendo presente propinaba la derrota definitiva al terror: están allí, presentes, sea cual sea su partido, sea cual sea su reclamo, para demostrar que hay un pueblo decidido a marchar hacia su destino. Cantando, bailando, reconociéndose en sus compañeros, dispuestos a seguir luchando por sus ideas, son la perfecta antítesis de lo que los asesinos hubieran querido. Creo que es éste el mejor homenaje que podíamos rendir un 24 de Marzo, simplemente porque los pibes nos vienen a decir que hay futuro.
24 feb 2012
¿ De què modo discutimos ?
Por lo general, todos los blogueros tenemos una amplia gama de blogs "colegas" a los que solemos leer, y, dentro de ella, algunos que por ciertas afinidades (de temas, de estilos) son aquellos con los que con mayor asiduidad nos comunicamos. En mi caso, "El Aguante Populista" del amigo Daniel -aclaro: a quien si bien no personalmente, conozco bastante bien- por lo que desde hace años escribe, es uno de los que leo con mayor asiduidad.
Hete aquì que, muy recientemente, ha tenido un -por llamarlo de algùn modo- altercado con otro lector de su blog, de seudònimo Maloperobueno, persona èsta con una lìnea de ideas distinta, que, ante una pregunta que se hacìa Daniel acerca de si habìa responsabilidad del maquinista del tren en la tragedia de Once, recibiò un insulto como respuesta.
Paso el link para quien no haya leìdo el post en cuestiòn.
En realidad no voy a usar este espacio para defender a Daniel, porque èl no necesita que nadie lo haga, y, ademàs, ha recibido muchas muestras de adhesiòn, pero voy a aprovechar la ocasiòn para decir algo sobre una cuestiòn que me ronda con mucha frecuencia: ¿Què discutimos hoy en nuestro paìs, pero, aùn màs importante, de què modo ?.
Lo primero que uno deberìa decir es que, hablemos de Malvinas, la tragedia de Once, el rol del Estado o de lo que fuere, generalmente se privilegia mucho màs el sostèn de una posiciòn que el intercambio de ideas, lo cual es particularmente peligroso: si uno expone su punto de vista ante el otro, justamente "se expone" a atender sus razones, se expone a conferirle al otro al menos parte de razòn en lo que dice. Lo cual, por supuesto, no implica una pèrdida, sino, en todo caso, ampliar el universo de un problema, poder verlo en su complejidad y, en suma, poder enfocar su resoluciòn con mayor riqueza.
El tema con esto es que, para entablar una discusiòn que lleve a la resoluciòn de un problema, sea el que fuere, hay una condiciòn sine qua non: poner a la resoluciòn del problema como el objetivo sobre el cual aplicar el intercambio, abrirse a èl, correr el riesgo de tener que reconocer que algo de lo que dice el otro -ese que piensa distinto- pueda ser vàlido.
Y esto es bàsico, pero en nuestra sociedad, en este momento, no parece ser la materia màs abundante. Yendo a nuestro altercado motivador, ¿Daniel no puede preguntarse si tuvo responsabilidad el maquinista sin convertirse en un traidor a la clase obrera? Y cualquier persona, ¿no puede cuestionar la idoneidad de un funcionario del Estado en el control del concesionario del tren sin convertirse en antikirchnerista? Es realmente jodido quedar atrapado en esas lògicas binarias, porque empobrecen. Si Malvinas es una cuestiòn de Estado, ¿por oponerse al Gobierno se llega a publicar una postura pro autonomìa de los malvinenses, y en un momento de incremento de presencia militar inglesa en el Atlàntico Sur?
Y desde el Gobierno, ¿puede el secretario de transportes decir que en la tragedia ferroviaria hubo muchos muertos y heridos porque no habìa pasado el dìa anterior, que era feriado, o que en otros lugares del mundo tambièn ocurren catàstrofes por el estilo?. Son apenas dos torpes ejemplos que deberìan hacernos pensar un poco si no serìa màs inteligente efectuar aportes para recuperar nuestra soberanìa territorial, o para mejorar las condiciones en las que millones de personas nos desplazamos a diario para cumplir con nuestras obligaciones.
Una cosa es sostener una idea, un rumbo, una concepciòn del mundo en base a la preponderancia de ciertos valores sobre otros; nadie puede arrogarse el monopolio de la verdad, tenemos la posibilidad de abrirnos paso entre las tinieblas discutiendo, argumentando. Una tremenda frase de Hegel dice que el hombre libre es el que sabe què lo determina. ¿Quièn no ha escuchado a su alrededor frases hechas, latiguillos que se repiten como loro con la misma convicciòn que si hubieran sido pensados por quien lo dice? (y en esto no hacemos distinciòn ideològica alguna) Hay que atreverse a salir de los discursos enlatados y poder escuchar lo que el otro tiene para decir, porque quizà pueda aportar algo para lograr lo que los griegos definieron hace veinticinco siglos como fin de la polìtica: promover la felicidad al mayor nùmero posible de personas. A lo mejor, si nadie se opone, en el fondo se trata de eso.
Hete aquì que, muy recientemente, ha tenido un -por llamarlo de algùn modo- altercado con otro lector de su blog, de seudònimo Maloperobueno, persona èsta con una lìnea de ideas distinta, que, ante una pregunta que se hacìa Daniel acerca de si habìa responsabilidad del maquinista del tren en la tragedia de Once, recibiò un insulto como respuesta.
Paso el link para quien no haya leìdo el post en cuestiòn.
En realidad no voy a usar este espacio para defender a Daniel, porque èl no necesita que nadie lo haga, y, ademàs, ha recibido muchas muestras de adhesiòn, pero voy a aprovechar la ocasiòn para decir algo sobre una cuestiòn que me ronda con mucha frecuencia: ¿Què discutimos hoy en nuestro paìs, pero, aùn màs importante, de què modo ?.
Lo primero que uno deberìa decir es que, hablemos de Malvinas, la tragedia de Once, el rol del Estado o de lo que fuere, generalmente se privilegia mucho màs el sostèn de una posiciòn que el intercambio de ideas, lo cual es particularmente peligroso: si uno expone su punto de vista ante el otro, justamente "se expone" a atender sus razones, se expone a conferirle al otro al menos parte de razòn en lo que dice. Lo cual, por supuesto, no implica una pèrdida, sino, en todo caso, ampliar el universo de un problema, poder verlo en su complejidad y, en suma, poder enfocar su resoluciòn con mayor riqueza.
El tema con esto es que, para entablar una discusiòn que lleve a la resoluciòn de un problema, sea el que fuere, hay una condiciòn sine qua non: poner a la resoluciòn del problema como el objetivo sobre el cual aplicar el intercambio, abrirse a èl, correr el riesgo de tener que reconocer que algo de lo que dice el otro -ese que piensa distinto- pueda ser vàlido.
Y esto es bàsico, pero en nuestra sociedad, en este momento, no parece ser la materia màs abundante. Yendo a nuestro altercado motivador, ¿Daniel no puede preguntarse si tuvo responsabilidad el maquinista sin convertirse en un traidor a la clase obrera? Y cualquier persona, ¿no puede cuestionar la idoneidad de un funcionario del Estado en el control del concesionario del tren sin convertirse en antikirchnerista? Es realmente jodido quedar atrapado en esas lògicas binarias, porque empobrecen. Si Malvinas es una cuestiòn de Estado, ¿por oponerse al Gobierno se llega a publicar una postura pro autonomìa de los malvinenses, y en un momento de incremento de presencia militar inglesa en el Atlàntico Sur?
Y desde el Gobierno, ¿puede el secretario de transportes decir que en la tragedia ferroviaria hubo muchos muertos y heridos porque no habìa pasado el dìa anterior, que era feriado, o que en otros lugares del mundo tambièn ocurren catàstrofes por el estilo?. Son apenas dos torpes ejemplos que deberìan hacernos pensar un poco si no serìa màs inteligente efectuar aportes para recuperar nuestra soberanìa territorial, o para mejorar las condiciones en las que millones de personas nos desplazamos a diario para cumplir con nuestras obligaciones.
Una cosa es sostener una idea, un rumbo, una concepciòn del mundo en base a la preponderancia de ciertos valores sobre otros; nadie puede arrogarse el monopolio de la verdad, tenemos la posibilidad de abrirnos paso entre las tinieblas discutiendo, argumentando. Una tremenda frase de Hegel dice que el hombre libre es el que sabe què lo determina. ¿Quièn no ha escuchado a su alrededor frases hechas, latiguillos que se repiten como loro con la misma convicciòn que si hubieran sido pensados por quien lo dice? (y en esto no hacemos distinciòn ideològica alguna) Hay que atreverse a salir de los discursos enlatados y poder escuchar lo que el otro tiene para decir, porque quizà pueda aportar algo para lograr lo que los griegos definieron hace veinticinco siglos como fin de la polìtica: promover la felicidad al mayor nùmero posible de personas. A lo mejor, si nadie se opone, en el fondo se trata de eso.
22 feb 2012
Hoy No
En este blog solemos hablar de polìtica. Hoy no.
Todos tenemos el derecho a opinar, y nuestra opiniòn estarà necesariamente teñida del color en que vemos el mundo. No hay nada de malo en ello, sino todo lo contrario. Pero hay ocasiones en que, simplemente por mìnimas, bàsicas cuestiones ligadas a lo humanitario, a lo solidario, a lo respetuoso del dolor de los demàs, harìan que lo màs conveniente sea callarse la boca.
No vamos, como muchas veces, a hablar de coberturas de medios tendenciosas, sensacionalistas, etc (que por supuesto las hay) ni aùn de aquellas que pretendan sacarle el culo a la jeringa (que tambièn las hay). No, se trata, nomàs, de pensar en algo mucho màs microscòpico, y no siempre producto del gran discurso mediàtico, que es el de los pequeños seres odiadores profesionales, aquellos que no pueden permitirse ni treinta segundos para sentir pena por las personas que murieron, por las familias destruidas, por los que buscan a sus seres queridos de hospital en hospital, de morgue en morgue. Y no hablo de periodistas de TV, sino que me refiero a internautas, gente que lee blogs y comenta: con absoluto desprecio por el dolor de las pèrdidas, ven ocasiòn propicia para su mensaje de odio.
Y ¿saben què? no me preocupa esta actitud, lo que me preocupa es que nos estemos acostumbrando -como sociedad- a esto: a la muerte evitable, al carancheo del odio y del oportunismo rastrero. A que todo esto se nos haga un lugar comùn.
Se me ocurre que, de algùn modo, en algùn momento, volvamos a tener la capacidad de indignarnos, sì, pero acompañada de la capacidad de sentir la tragedia del otro, de reconocerlo del mismo modo que si nos hubiera pasado a nosotros, de respetarlo como quisièramos se nos respetara.
Hoy estamos de duelo; mañana busquemos a los responsables, y que se haga la justicia que necesariamente deba hacerse. Acà, como en todo, habrà componentes polìticos, econòmicos, socioculturales, corrupciones y varios etc., que deberàn ser tratados como corresponde. Pero, por un mìnimo respeto a quienes siguen buscando a sus seres queridos,
Hoy no.
18 feb 2012
El señor Videla y sus palabras
Y de pronto, se le dio la palabra al asesino Videla. Sugestivamente, en momentos en que en España se le impidiò al juez Garzòn continuar su investigaciòn sobre los crìmenes del franquismo inhabilitàndolo para seguir ejerciendo su magistratura, una revista española reportea a nuestro mayor asesino serial, y de un modo tan concesivo, tan light, que despierta suspicacias: de algùn modo, darle la palabra a Videla, brindarle la ocasiòn y el medio para que se autocalifique como un "salvador de la Patria", es una manera de re-ligitimar a Franco: al cabo, dos militares occidentales y cristianos luchando contra el "comunismo"...
Pero, màs allà de la finalidad perseguida por Cambio 16, obviamente buscando algùn efecto en esta España que nunca se atreviò a mirar de frente a los horrores de su pasado, y que no termina de darse cuenta de lo negro que es su futuro si persiste por el camino que hoy transita, decìamos, el hecho es que Videla, autoproclamado preso polìtico, publica su pensamiento, siempre monocorde, tedioso, reiterativo de las dos o tres muletillas de las que abusa, vaciado de contenidos, denunciando la "injusticia" a la que estarìan siendo sometidos èl y sus camaradas de muerte.
No vamos a analizar todo su discurso, porque en buena medida, no merece anàlisis, pero sì quizà amerite detenerse en un par de ideas, de conceptos que allì vierte, y, en otros, elididos, màs aùn, desaparecidos, con la complicidad del reportero. "...fue un error de nuestra parte aceptar y mantener en el tiempo el tèrmino de desaparecido digamos como algo asì nebuloso... a nosotros nos resultò còmodo entonces aceptar el tèrmino de desaparecido, encubridor de otras realidades, pero fue un error que todavìa estamos pagando y padeciendo muchos. Es un problema que nos pesa y no podemos quitàrnoslo de encima. Ahora ya es tarde para cambiar esa realidad. El tema es que el desaparecido no se sabe dònde està, no tenemos respuesta a esta cuestiòn. sin embargo, ya sabemos quienes murieron y en què circunstancias. Tambièn màs o menos cuàntos murieron, luego cada cual que invente sus cifras".
LLamativamente, Videla dice que fue un error aceptar el nombre de desaparecido. Es decir, en su mesianismo desenfrenado no se conformaron con el rol de matarifes que con tanta saña cumplieron, sino que hasta debìan ser ellos quienes le dieran un nombre a su barbarie. Es una verdadera làstima que el periodista, en su concesivo reportaje, no le preguntara acerca de cuàles eran las otras realidades que encubrìa el tèrmino: ¿Se referirìa al robo y apropiaciòn de bebès, al saqueo de los bienes, a las torturas, a los vuelos de la muerte? temas èstos absolutamente elididos, dirìamos, desaparecidos, de su discurso, del mismo modo que estaba tambièn encubierto que el terror debìa extenderse por todo el tejido social porque era el ùnico modo de llevar a cabo la polìtica econòmica que imponìa Martìnez de Hoz y sus socios. Tambièn aparece allì relativizando el nùmero y el motivo de las denuncias, a las que otorga como origen una compensaciòn econòmica: si fueron 7.000 ò 30.000, intentando banalizarlas. Claro, lo que no podrìa nunca comprender este psicòpata es que no es el nùmero lo que hace a la cuestiòn, sino lo aberrante del acto en sì: tanto Auschwitz, como la ESMA, no se convirtieron en lo que son por una relaciòn de cantidad, sino por las atrocidades sin lìmite que allì se llevaron a cabo.
Es tambièn interesante la construcciòn delirante que hace respecto a la situaciòn que actualmente tienen èl y los otros procesados por delitos de lesa humanidad: señala que nunca estuvieron (ellos) en peor situaciòn que en el presente, porque los Kirchner "vienen a cobrarse lo que no pudieron cobrarse en esa dècada ('70) y lo hacen con un espìritu de absoluta revancha, con el complejo, y esta es una opiniòn personal, y con el agravante de quien pudiendo hacerlo no lo hizo en su momento. Estos señores eran buròcratas que repartìan panfletos y no mataron ni una mosca entonces". Claro, el no haber participado de la lucha armada, el haberse atenido a otro camino sin derramar sangre no merece respeto. De los dichos de Videla, entonces, se desprende que el "no haber matado ni una mosca" es una descalificaciòn, màs aùn, una indignidad, que los inhabilita. Pareciera ser que hay que matar para ser respetado.
Es muy interesante ver, a lo largo del reportaje, de què modo este asesino diluyò su propia responsabilidad en todo lo que hizo: dio el golpe a pedido de Balbìn; èl y sus camaradas se convirtieron en señores de vida y muerte por el decreto de Luder que les daba, en sus palabras, licencia para matar y fue Luder el que eligiò el curso de acciòn a aplicar; no impusieron en su momento la pena de muerte porque seguramente no habrìa jueces que la aplicaran, etc.
Decir que hoy lo que està desaparecido es la Repùblica es el intento de bastardear la terrible significaciòn que ganò la palabra, de tornarla inofensiva ganando nuevos significados, aplicables al enemigo al que teme. Irònicamente, es quien reemplazò a la Justicia con la patota y al Congreso con la CAL (comisiòn de asesoramiento legislativo, integrada sòlo por milicos) quien emite esta sentencia. (màs o menos lo mismo que sostiene Carriò cuando necesita salir en los medios, dicho sea de paso).
Pobre señor Videla, va a morir preso resultado del juicio que èl le negò sistemàticamente a quien caìa en sus manos; tan cristiano èl, no sea cosa que cuando muera vaya al infierno porque la justicia del cielo estè desaparecida.
Pero, màs allà de la finalidad perseguida por Cambio 16, obviamente buscando algùn efecto en esta España que nunca se atreviò a mirar de frente a los horrores de su pasado, y que no termina de darse cuenta de lo negro que es su futuro si persiste por el camino que hoy transita, decìamos, el hecho es que Videla, autoproclamado preso polìtico, publica su pensamiento, siempre monocorde, tedioso, reiterativo de las dos o tres muletillas de las que abusa, vaciado de contenidos, denunciando la "injusticia" a la que estarìan siendo sometidos èl y sus camaradas de muerte.
No vamos a analizar todo su discurso, porque en buena medida, no merece anàlisis, pero sì quizà amerite detenerse en un par de ideas, de conceptos que allì vierte, y, en otros, elididos, màs aùn, desaparecidos, con la complicidad del reportero. "...fue un error de nuestra parte aceptar y mantener en el tiempo el tèrmino de desaparecido digamos como algo asì nebuloso... a nosotros nos resultò còmodo entonces aceptar el tèrmino de desaparecido, encubridor de otras realidades, pero fue un error que todavìa estamos pagando y padeciendo muchos. Es un problema que nos pesa y no podemos quitàrnoslo de encima. Ahora ya es tarde para cambiar esa realidad. El tema es que el desaparecido no se sabe dònde està, no tenemos respuesta a esta cuestiòn. sin embargo, ya sabemos quienes murieron y en què circunstancias. Tambièn màs o menos cuàntos murieron, luego cada cual que invente sus cifras".
LLamativamente, Videla dice que fue un error aceptar el nombre de desaparecido. Es decir, en su mesianismo desenfrenado no se conformaron con el rol de matarifes que con tanta saña cumplieron, sino que hasta debìan ser ellos quienes le dieran un nombre a su barbarie. Es una verdadera làstima que el periodista, en su concesivo reportaje, no le preguntara acerca de cuàles eran las otras realidades que encubrìa el tèrmino: ¿Se referirìa al robo y apropiaciòn de bebès, al saqueo de los bienes, a las torturas, a los vuelos de la muerte? temas èstos absolutamente elididos, dirìamos, desaparecidos, de su discurso, del mismo modo que estaba tambièn encubierto que el terror debìa extenderse por todo el tejido social porque era el ùnico modo de llevar a cabo la polìtica econòmica que imponìa Martìnez de Hoz y sus socios. Tambièn aparece allì relativizando el nùmero y el motivo de las denuncias, a las que otorga como origen una compensaciòn econòmica: si fueron 7.000 ò 30.000, intentando banalizarlas. Claro, lo que no podrìa nunca comprender este psicòpata es que no es el nùmero lo que hace a la cuestiòn, sino lo aberrante del acto en sì: tanto Auschwitz, como la ESMA, no se convirtieron en lo que son por una relaciòn de cantidad, sino por las atrocidades sin lìmite que allì se llevaron a cabo.
Es tambièn interesante la construcciòn delirante que hace respecto a la situaciòn que actualmente tienen èl y los otros procesados por delitos de lesa humanidad: señala que nunca estuvieron (ellos) en peor situaciòn que en el presente, porque los Kirchner "vienen a cobrarse lo que no pudieron cobrarse en esa dècada ('70) y lo hacen con un espìritu de absoluta revancha, con el complejo, y esta es una opiniòn personal, y con el agravante de quien pudiendo hacerlo no lo hizo en su momento. Estos señores eran buròcratas que repartìan panfletos y no mataron ni una mosca entonces". Claro, el no haber participado de la lucha armada, el haberse atenido a otro camino sin derramar sangre no merece respeto. De los dichos de Videla, entonces, se desprende que el "no haber matado ni una mosca" es una descalificaciòn, màs aùn, una indignidad, que los inhabilita. Pareciera ser que hay que matar para ser respetado.
En su pequeño mundo binario solamente hay lugar para amigos y enemigos, y para èstos ùltimos, sòlo la muerte.
Por ùltimo, algo notable: "Hoy la Repùblica està desaparecida, no tiene justicia porque la que tiene es un esqueleto sin relleno jurìdico; el mismo Parlamento no tiene contenidos, està compuesto por ganapanes que temen que les vayan a quitar el puesto y se venden al mejor postor...hoy las instituciones estàn muertas, paralizadas, mucho peor que en la època de Marìa Estela Martìnez de Peròn. Lo que me permite decir que no tenemos Repùblica porque no tenemos a las grandes instituciones del Estado funcionando. La Justicia, el Congreso y las demàs instituciones, por no hablar de otros aspectos, no existen; las realidades no son asì".Es muy interesante ver, a lo largo del reportaje, de què modo este asesino diluyò su propia responsabilidad en todo lo que hizo: dio el golpe a pedido de Balbìn; èl y sus camaradas se convirtieron en señores de vida y muerte por el decreto de Luder que les daba, en sus palabras, licencia para matar y fue Luder el que eligiò el curso de acciòn a aplicar; no impusieron en su momento la pena de muerte porque seguramente no habrìa jueces que la aplicaran, etc.
Decir que hoy lo que està desaparecido es la Repùblica es el intento de bastardear la terrible significaciòn que ganò la palabra, de tornarla inofensiva ganando nuevos significados, aplicables al enemigo al que teme. Irònicamente, es quien reemplazò a la Justicia con la patota y al Congreso con la CAL (comisiòn de asesoramiento legislativo, integrada sòlo por milicos) quien emite esta sentencia. (màs o menos lo mismo que sostiene Carriò cuando necesita salir en los medios, dicho sea de paso).
Pobre señor Videla, va a morir preso resultado del juicio que èl le negò sistemàticamente a quien caìa en sus manos; tan cristiano èl, no sea cosa que cuando muera vaya al infierno porque la justicia del cielo estè desaparecida.
17 ene 2012
OTRAS NOTAS SUELTAS SOBRE LA CUESTIÓN INTELECTUAL
Sepan disculpar: cuando no se escribe nada durante meses, porque no hay un tema que convoque con suficiente fuerza, suele pasar que luego las palabras se atropellen por salir. Este es el caso. Y no está mal re-comenzarlo por este lado, que es el lado del deseo. En efecto, es la característica por excelencia del deseo humano la insatisfacción, y el re-lanzamiento del proceso.
Y el tema que nos ocupa no es en absoluto menor, no por darle una consideración tan elevada a la cuestión intelectual en sí, porque al cabo, su influencia real seguramente es más modesta de lo qq que l que aparenta, porque en el fondo, lo que más nos importa, es qué posición tomamos frente frente al saber, y, punto omitido en lo escrito anterior, el nudo de la cosa : para qué.
En el post scriptum hacíamos notar que los políticos no entran dentro de lo que socialmente se consideran intelectuales. ¿Será por falta de calificación o porque cumplen otro rol? ¿Tendrá por asidero ese dicho popular, "el que sabe, sabe, y el que no sabe es jefe"? O, quizá, sea un mandamiento del catecismo antipolítico y de la "moral" (dejo a cada uno la elección de la cantidad de comillas) que lo sustenta? En realidad, en este último caso, se trata de un ocultamiento: suelen desplazar al político entronizando a un "tecnócrata", entiéndase por esto a un funcionario, por lo general con formación económica, que ejecute el diktat elaborado por el poder. Suele argüírse (aclaro que no hablo de Berlusconi) ante crisis complejas, que la solución viene de parte de gente que ostenta un saber técnico, esto es, ciencia económica aplicada en forma pura, "racional", para ordenar...los mercados, y corregir vicios tales como por ejemplo, qué va a comer la población, cómo se va a educar, qué acceso a la salud podrá tener.
Bueno, otros creemos que la cosa va por otro lado. Ya alguien difícilmente encasillable como revolucionario, como fue Platón, hace unos 25 siglos decía que el gobierno no debería ser ejercido por un economista, porque, en términos modernos, no gobernaría, sino que administraría. Cosas distintas, si las hay...
Habíamos mencionado una omisión fundamental en el primer escrito: el para qué. Lo decimos ahora: concebimos al intelectual como aquél que se anima a pensar para lograr la transformación de la realidad. Aquí es donde se anuda realmente la idea que el saber es una construcción colectiva, que requiere necesariamente despojarse del narcisismo y que, al fin encuentra una finalidad: la de la mayor felicidad para la mayor cantidad posible de personas.
¿Qué es esto? ni más ni menos que la definición de política que tenían los griegos hace 2.500 años. ¿Será ésta la razón por la que intelectualidad y política suelen aparecer divorciadas?
Han quedado, indudablemente, muchas cosas por decir: hablar más sobre el mercado del conocimiento y sus técnicos; de las relaciones del sujeto con el saber, de la relación entre saber y poder; del derecho al acceso del conocimiento, y, obviamente, del rol que el Estado juega en esto, pero vale como punta para seguir pensando.
NOTAS SUELTAS SOBRE LA CUESTIÒN INTELECTUAL
Desde hace ya varios dìas, tenemos noticias de la apertura de distintos "espacios de intelectuales" para discutir sobre la realidad nacional. Bienvenidas las discusiones si tienen sustento.
Siempre resulta interesante tratar de pensar, en este laberinto que son las palabras, què muestran y què ocultan, què sacan a la luz y que enmascaran. No intentaremos definir què es un intelectual, ni tampoco establecer cuàl debiera ser su rol, sino màs bien nos proponemos tratar de pensar algunas cosas alrededor de què es lo que habitualmente nos representamos por "intelectual", y, en el mejor de los casos, que se nos genere alguna pregunta sobre el ròtulo "enlatado" para consumo.
La primer generalizaciòn es la de ligar la intelectualidad con lo acadèmico. En nuestra cultura, no sòlo hay que saber, sino tambièn este saber debe ser "legalizado": algùn Otro, la Universidad, deberà sancionarlo, para que tenga validez. Pero, esto es claramente insuficiente, porque, si nos basàramos solamente en este criterio, podrìan caer dentro de la misma bolsa Eugenio Zaffaroni y Fernando de la Rùa, por cierto, ambos catedràticos. ¿Serà entonces un criterio cuantitativo, como por ejemplo, la cantidad de libros editados ? Acà tambièn tendrìamos la complicaciòn de tener que incluìr en este nuevo conjunto a Horangel, Jorge Asìs o Luis Majul, todos ellos de cuantitativamente prolìfica producciòn "literaria". Bueno, parece que con este otro criterio tampoco alcanza.
¿Y si probamos con la erudiciòn ? segùn el Diccionario de la RAE, un erudito es alguien "instruido en varias ciencias, artes y otras materias". Pero fijèmonos bien, dice "instruido", es decir, que ha recibido instrucciòn, conocimiento, lectura. Pero, ¿se es intelectual por lo que se sabe o por lo que se enseña ? Punto èste, para mi gusto, de la mayor importancia, al que volveremos màs adelante.
Nòtese tambièn, que hay otro segmento de, llamèmoslos asì provisoriamente, trabajadores del pensamiento, que no suelen estar denominados como intelectuales: son aquellos en los que prima la especializaciòn, y que conocemos como cientìficos. No creo que nos resulte frecuente concebir a Salk, Sabin, Freud, Leloir, Curie o al mismìsimo Einstein como intelectuales: si su estatura lo permite, seràn considerados "genios", y si no, grandes cientìficos, pero no se los rotularà como intelectuales. Hipòtesis: porque se han destacado enormemente sòlo en una parcela del conocimiento, y se los suele limitar a una asociaciòn directa y reduccionista con "su" descubrimiento, sea èste el bacilo de Koch, la teorìa del inconsciente o la de la relatividad. Acà, bien podrìa decirse que la obra devora a su creador.
Y ya que nombramos a Freud, no està de màs recordar lo que recomendaba a alguien si realmente querìa conocer el psiquismo: que recorra las fàbricas, los bares, los prostìbulos y los puertos, allì encontrarìa mayor "saber" sobre la condiciòn humana que en muchas bibliotecas bien nutridas.
A nivel de la imagen imperante, la figura del intelectual es la de una persona (predominantemente hombre) que, en solitaria reflexiòn, ilumina con su pensamiento, con sus ideas, al vulgo. Acà encontramos que hay una posiciòn activa por parte del intelectual, que proporciona las ideas, y una actitud pasiva de quien las recibe y asimila.
Otra generalizaciòn posible acerca de la percepciòn de "intelectual" es cuando èste nos es presentado como tal por otro tipo de instituciones distintas que las acadèmicas: por ejemplo, los medios de comunicaciòn. En este caso no se trata de una validaciòn estricta y solamente ligada al saber catedràtico, sino del "analista", aquel que sabe leer los signos de la realidad y oficia de divulgador: casos como Mariano Grondona y Josè Pablo Feinmann, por ubicar un par antitètico. Creemos que este es un punto muy importante en la percepciòn de què es un intelectual, por su asociaciòn con la difusiòn de ideas y posturas, ya que se convierte en un Otro al que se le supone saber (y, segùn la enseñanza de Foucault, saber es poder).
Por ùltimo, un intelectual lo es en tanto se ocupa de campos amplios y de certidumbre poco probable, por eso es tan proclive a albergar a filòsofos, cientistas sociales, escritores, conocedores del arte. ¿O alguien conoce a un fìsico, matemàtico o astrònomo en tanto tal con ese nombre ?.
Llegados a este punto, pareciera que la construcciòn de la figura del intelectual tal como habitualmente nos la representamos reposa sobre el genio y el esfuerzo del sujeto individual, con un recorrido de reconocimientos acadèmicos y una formaciòn que le permite abordar las màs diversas cuestiones con la autoridad de su saber, que lo ubica activamente como generador de ideas y lector privilegiado de la realidad.
En cambio, y tal como sostenìamos al inicio, sin pretender dar definiciòn alguna, nos gustarìa cuestionar dicha construcciòn, sosteniendo que èsta se sustenta en el paradigma del individualismo, ofrecièndose como un Ideal de Saber inalcanzable para personas comunes, encarnadura de un saber que no ofrece matices: dentro del campo de la incerteza se constituye como una voz de autoridad, que en vez de abrir los interrogantes, los obtura.
Preferimos, en cambio, la idea de que intelectual es quien se atreve a cuestionar sus certezas, la primera de ellas: despojarse del narcisismo de creer que sabe algo con independencia de los demàs. No hay saber posible si no es en el contexto de un orden simbòlico compartido, y no hay manera alguna de pensar propiamente dicho que no se asiente en una nueva pregunta: ya no planteado en tèrminos de "difusiòn", sino màs bien, en tèrminos de creaciòn, construcciòn colectiva de saber.
En todo caso, no serà una tarea menor revisar algunos de estos puntos antes de plantear nuevas "discusiones intelectuales", para que quizà èstas adquieran distinto sentido.
P.S.: notemos que "intelectual" tampoco suele aplicarse a polìticos, en esta curiosa "divisiòn del trabajo/saber". Me pregunto: ¿alguien como Lula, con la transformaciòn que promoviò en Brasil, porquè no puede ser reconocido como un intelectual ?
1 ene 2012
Bienvenido 2012
Para mis queridos amigos blogueros un abrazo fraterno y el deseo que tengan un gran año.
Nos estaremos leyendo.
Nos estaremos leyendo.
24 oct 2011
Valió la Pena.
A la luz de lo que pasó ayer, y recapitulando un poco el camino de estos últimos años, uno siente ciertas satisfacciones. La primera que surge es el recuerdo de ese otoño del 2008, cuando los "indignados" (o indignos?) agrarios, junto al gran diario argentino y la traición de Cobos (alguien se acuerda de él?) ponían al gobierno en una encrucijada entre la capitulación -lease rendición incondicional- o la destitución.
Otra de las tantas, cada uno arme su menú, fueron las cartas a las embajadas que la diputada del partido apocalíptico se esmeró en distribuir para mostrarle al mundo el reino de Satanás en la tierra. Biolcatti y Grondona haciendo apología de la destitución, la plata de los jubilados, el manoteo a las reservas, la bipolaridad de Cristina, seguramente confundiendola con una instalación eléctrica, porque la entidad psicopatológica que llamaron así los yankys, francamente no se le nota. Y tantas otras... la amante de Kirchner, las valijas de Antonini, Schoklender, las carteras de Vuitton, la tapa de Noticias con el Fachoprogresismo, el polémico Moreno, etc.; como dice León Gieco, todo está guardado en la memoria, para los que quieren a Videla y para los que no quieren a Videla también.
¿Se acuerdan cuando éramos casi unos parias por defender al Gobierno con las retenciones o la Ley de Medios? Quién sabe con cuánta gente nos peleamos en todos los ámbitos en los que nos movemos, los cuales, si antes no nos apreciaban mucho, hallaban certeza en ese juicio, mientras que los que sí nos apreciaban no entendían por qué éramos tan obstinados en ir contra la corriente de la "opinión pública", defendiendo lo indefendible. Hoy somos millones los que votamos esta continuidad.
Será, quizá, que pudimos ver, por primera vez en lo que nos va de vida a muchos, que alguien llegaba al poder con nuestras banderas, no las partidarias, sino las de nuestros valores: revalorizar al trabajo y al trabajador, pensar la política con la finalidad de la mayor felicidad para el mayor número posible de personas, retomar la ética de la solidaridad, promover la igualdad, tratar de volver a incluir a los expulsados de la sociedad, a los descastados, una suerte de desaparecidos sociales que tantos años de rapiña nos brindaron.
Falta mucho, muchísimo. Más y mejor. Pero se está en ese camino. Seguramente seguiremos teniendo momentos difíciles, y no estamos solos en el mundo. Nadie tiene el futuro garantizado,
basta con ver a los opulentos de ayer en la vieja Europa saliendo a protestar como si fueran los despreciados sudacas, el pueblo griego recibiendo ajuste tras ajuste y palo tras palo, pero nosotros elegimos la senda por la que vamos, y esto fue legitimado por las grandes mayorías.
Por eso, hoy digo: valió la pena. Qué mejor homenaje a ese flaco desgarbado y narigón que se fue antes de tiempo, que ofrendarle este momento...
30 ago 2011
Errático Escrito
En ciertas ocasiones, uno tiene ganas de escribir, pero no hay un tema puntual, específico, que lo impulse a hacerlo, que lo convoque. Existe, si se quiere, una suerte de necesidad de "hacer algo" con esa pantalla empecinada en estar en blanco.
Acaso remede algún recuerdo infantil, el de esas historietas que llenaban de fantasía mi infancia, donde algunos de los personajes que más admiraba eran errantes: "Nippur de Lagash", un guerrero sumerio, "Gilgamesh, el Inmortal" (del cual tengo un recuerdo más difuso), "Argón, el Justiciero" y en TV, series como "El Túnel del Tiempo", "Viaje a las Estrellas", y, por supuesto, otra que ha tenido su influencia en mi vida: "Kung Fu", que despertó mi amor por las artes marciales chinas que practiqué hasta hace apenas un año.
En todo lo que he nombrado, historieta o serie, la trama de su vida está en el camino. No importa el motivo por el cual se producía, y mucho menos, cuál era el destino final buscado, porque, al cabo, éste siempre se revelaba como un horizonte siempre lejano. Entendámonos: todos tenían una búsqueda, un objetivo, un punto de llegada. La gracia (humana si las hay) era justamente no alcanzarlo, porque significaba el fin. Era, de acuerdo al poeta, hacer camino al andar, desafiar esa predecible y agobiante línea recta que va del nacimiento a la muerte.
Claro, vidas de historieta o de película, acaso como la del Che, un itenerante de su propio deseo libertario, esas vidas para las que la de uno jamás dará el pinet.
Vidas trágicas, la felicidad les estaba en buena medida negada, o al menos requería del pasaje por una serie de peripecias para llegar a un provisorio buen puerto, ciertamente un destino que no es para todos, porque no tenemos un deseo tan abrasador: el del héroe.
Pero, algo es algo, cada uno de nosotros tiene un cierto espacio que puede dedicar a la errancia, cada quien a su modo: algunos toman un ruta (concreta) y le dan para adelante; otros, tendemos más a ser "andariegos mentales", preguntones en busca de preguntas más que de respuestas. Al cabo, si el camino tiene un sentido es para ser andado, y si por algo la vida vale la pena, es porque tiene la muerte en su horizonte. Ah, la muerte ! Cuánto se dice acerca de lo que no se sabe (lógico: cuanta mayor necesidad de recubrir simbólicamente algo, es por su carácter enigmático). Ya que estamos hablando de la muerte : ¿notaron que, por lo general, nos coloca en posición pasiva? La muerte nos sorprende, nos alcanza, nos llega, nos lleva. ¿Seremos tan inocentemente desvalidos ? ¿Será, nomás, el final, o acaso o un principio?
¿Y si en el fondo es simplemente nada? La presunción de inocencia es, al menos, ingenua:
Auswitz, los 30.000, Armenia, Ruanda, los pueblos originarios en todo el hemisferio occidental, las cruzadas, las guerras coloniales y neocoloniales, Malvinas, firmemente lo desmienten.
En todo caso, en estos casos, la muerte ni alcanza, ni llega ni lleva, (agreguemos: casi ni sorprende) simplemente se programa, se contabiliza, se registra y se entierra. Una verdadera industria de la muerte, rentable, por supuesto.
Otras muertes, la de magnos, generan efectos disímiles: enigmáticas, como la de Hitler, que durante décadas generó en sus fanáticos un ansia de Mesías pronto a retornar, la humillante de Mussolini junto a Clara Pettacci; la de Kennedy, sepultando la idea de un Imperio semi-humano, la de Ghandi. víctima de un atentado tan contra su vida como contra su prédica. Para Moreno (Mariano) hizo falta tanta agua para tanto fuego, para la de Alfonsín, [padre] ,según la versión de la recordada Florentina Gómez Miranda,el único que existió, quedará... ¿Qué quedará? prefiero más ver lo que quiso y no pudo, que lo que pudo y no quiso (noten la delicadeza de no meterme con la descendencia) y en esto, lo emparento con Perón, que no dejó hijos, sino esposa y brujo ( me hago cargo de lo que se me diga).
Y voy párrafo aparte, porque se me ocurre que hay muertes que marcan fines, y otras, principios: la sacrificial muerte del Che y Evita, Allende, Martin Luther King, el golpe de la muerte de Néstor Kirchner, cada uno de ellos pateando el tablero con el que les tocó jugar.Aprovechando la metáfora lúdica, barajaron y dieron de nuevo. Dieron, (carajo, qué fácil salió la frase), casi, casi como el comenzar un otro juego, rompiendo reglas simplemente para crearlas nuevas.
Hacía, y hace falta el seguir creando reglas, porque de las impuestas ya estamos hartos.
La historia, al menos nuestra historia, se ha empecinado en ser tan humana que ha atado la vida y la muerte con un sabio cordón indeleble: los de estas latitudes tenemos la ventaja de haber aprendido que también de la muerte surge la vida y no sólo viceversa; que de la postergación deviene la esperanza, y del deseo, el motor del cambio.
Acaso estos héroes de la infancia, caminantes ellos, estén señalando la dirección adecuada: hacer el propio camino, hacer camino al andar. Por eso, bienvenido el carácter de recorrer la propia senda, que, si viene al caso, debiera de ser lo más natural, aunque a muchos los joda.
Y que así sea, por no decir amén.
3 ago 2011
Mercado de la Política en CABA (ex Buenos Aires)
Como dijo genialmente una vez Macedonio Fernández, “será como entrar en cuestión, y sin embargo, se trata de otra cosa”. Mucho se ha dicho sobre los últimos resultados electorales en Buenos Aires city y en Santa Fe. Variadísimos análisis, desde diferentes ópticas, con sus matices diferenciales, con sus esferas de interés, con la impronta de cada analista.
En época electoral habitualmente queda en suspensión todo lo que es conceptual, prima el cálculo. No está ni bien, ni mal, es, si se quiere, una lógica de mercado, o una estrategia de guerra (no les encuentro diferencia) aplicada a la política. Pero sólo es una parte de ella, la que suele emerger en el momento de la oferta.
Y de esto sí queremos hablar, pero dejando en claro desde el principio: no nos referimos al necesario entrecruzamiento de lo político con lo económico, sino de la reducción de lo político a una cuestión de mercado: de lo que se trata, ni más ni menos, es de instalar y vender un producto.
En esta concepción no se trata de argumentar para convencer a los ciudadanos acerca de cuál es la dirección más conveniente para regir la cosa pública en tanto miembros de una comunidad, sea pueblo o ciudad, provincia o nación; no, se trata de despojarlo de su sentido de pertenencia a esa comunidad, de desalojarlo del lugar de los ideales a intentar sostener, reduciéndolo al lugar del consumidor. Podríamos decir que en el mismo acto que el sujeto deja de ser aquél que más o menos libremente elige participar de la construcción del destino colectivo y se transforma en el consumidor de un producto, se convierte en objeto: objeto de consumo. Aquí toma pleno sentido el modo en que el PRO hace política, basándose justamente en la negación de la política como argumento, porque en sí, oculta la ideología neoliberal que la sustenta. Notemos que el discurso macrista es absolutamente minimalista: se dirige a los “vecinos”, habla de lo que “está bueno para la ciudad”, confronta desde el lugar de aquél que lo hace porque no tiene otro remedio, ateniéndose a los manuales que le escriben. Transforma, por no dar el Pinet, a la ciudad en un ghetto-shopping. Habla del pasado como la suma de errores ocurrida y del futuro sin explicitar un proyecto, pero con él a la cabeza para señalar el rumbo. Se dirige a cada individuo en tanto tal, porque es sabido que el consumo es un acto individual, propio y distintivo, que habla del consumidor. Lo curioso de todo esto es que no es fácilmente pesquisable qué es lo que efectivamente vende: cuando se desenvuelve el packaging se halla un inquietante vacío. Y sin embargo, vende, porque no se trata del producto, sino de otorgarle al consumidor la satisfacción de serlo: se vende la ilusión de la pertenencia a una sociedad, la de los "vecinos", basada en una ideología permanentemente escamoteada: la falsa amabilidad del estafador que promete un armónico paraíso en la tierra, libre de indigentes, de trapitos, de sindicalistas. La CABA ya no es Buenos Aires, ese amasijo de geografías pasionales que alumbró al tango reo, que mojó sus patas en la fuente de un ´45 iniciático, ni la tragedia de los bombardeos o la ronda de las madres y la que provocó el vuelo de De la Rua. Esa Buenos Aires que aprendimos a amar con todos sus defectos. No, Buenos Aires ahora es CABA, autónomamente tilinga, y con el debido derecho de admisión: el “vos sos bienvenido” muestra como contracara a todos los malvenidos, porque los señala como causa de la miseria cabeña: aquellos bolivianos y paraguayos, o gente de provincias, morochos todos, pobres todos, tan lejanos a la blancura y pulcritud de los jóvenes PRO que festejan con el cotillón y sonrisas de meeting empresarial. ¿Qué puede significar la "autonomía" sino la segregación de presencias tan molestas ?. Pero seríamos sectarios si pensáramos que este dispositivo prendió solamente en la clase media; los sucesos del Parque Indoamericano mostraron, además de la intervención punteril, también la existencia de una clase medio-baja, a la que no se le dio aún suficiente cabida en el discurso y en la acción concreta nacional, que quizá hace dos o tres años vivía en una villa o un humildísimo barrio obrero, y que accedió por algún plan de viviendas, o alquila, un pequeño departamento, y ve que se instala un asentamiento en la puerta de su casa; con todo el martilleo mediático constante que con la villa viene la delincuencia, la droga y la muerte, reacciona del mismo modo que un vecino de Palermo: duro con los malvenidos. Macri, representante del establishment que multiplicó la miseria al infinito, se convierte en el último dique contra la invasión de los indeseables, paladín de la propiedad privada. Y se lo vota.
Se lo vota también porque todo producto requiere de publicidad, y si algo no le escasea es justamente eso, publicidad de doble mano como las bicisendas: positiva, con presencia permanente en el multimedios dominante, reportajes guionados de manera complaciente que le permiten ensalzarse, y negativa, con los ataques constantes hacia “la señora de acá enfrente”, que le permite actuar el papel de víctima y justifica su impotencia. A su vez, este despliegue mediático que lo nombra como “Mauricio” lo hace recorrer los templos de la banalidad berreta y berretizante: con Susana Giménez no habla de política, sino de sexo, y exhibe orgulloso el oportuno embarazo de su esposa esclavista, condición ésta ante el público-consumidor tan graciosamente disimulada como las patotas de la UCEP, las escuchas telefónicas por las que está procesado, el abandono de los hospitales públicos o el burdo ensuciar a un anciano de 88 años al que tengo el gusto de conocer desde hace un cuarto de siglo, y que a esta altura de su vida lucha para mantener un comedor comunitario.
Por último, quisiéramos compartir un poema testimonial que publicó después de la primera vuelta Juan Sasturain en Página/12, que resume a puro talento algo de lo que aquí hemos intentado esbozar:
La CABA no me cabe
La CABA no me gusta. No me sabe
Bien una sigla, que es nombre de empresa,
Para la ciudad que fue princesa,
La Reina del Plata: no es, ni le cabe.
Y aunque a nadie le parezca grave,
el cambio muestra la naturaleza
de un poder sin pudores ni torpeza
con metáfora empresaria en clave.
Buenos Aires, la ciudad que amamos
ya no cree ni vota por sus sueños
y es por eso que estamos donde estamos.
Ni corresponde llamarnos porteños.
Esto eligen los cabenses o cabanos:
Un negocio atendido por sus dueños.
20 jun 2011
La Sangre
En el reportaje a Estela Carlotto en el Página de hoy, refiriéndose a la sorpresiva decisión de Marcela y Felipe Noble Herrera, ella dice: "Podrían o no ser nuestros nietos, lo que ocurre es que las fuertes denuncias dan bastante seguridad, pero esto sólo lo puede decir la sangre".
Me quedé pensando en la contundencia simbólica de esta frase, porque no es el mismo efecto que si hubiera dicho "pero esto sólo lo puede decir el ADN". No, definitivamente, no.
"Sangre", aquí se despliega como un árbol de significaciones. Más allá de la alusión significativa implícita en el sentido de la frase, esto es, ligada al ADN, el trasfondo permanente de este caso (y de tantísimos otros que hemos conocido) fueron justamente, hechos de sangre.
En algunas oportunidades hemos hablado de la sangre derramada; me interesa más ahora intentar pensar en la sangre amordazada, acallada, enmudecida por oposición al sentido de la frase de Estela de Carlotto.
En el plan sistemático de exterminio de la dictadura no sólo era necesario matar, en lo posible en las sombras (recordemos el slogan "los argentinos somos derechos y humanos") es decir, que la sangre se derramara de modo oculto, sino también, romper con la cadena simbólica que liga a padres e hijos: evitar la "reproducción de los subversivos", ¿de qué modo ? ubicando a los niños nacidos en cautiverio de sus madres con personas que les inculcaran los valores occidentales y cristianos. No puedo sino recordar, en este punto, a la excelente película "Los Niños del Brasil" que relata la experiencia de Menguele que, intentando clonar nuevos Hitler, más allá de lo biológico, les imponía pasar por idénticas peripecias de vida que el führer para que el condicionamiento fuese perfecto. Con menos fantasía y remilgamiento, la estructura de lo pretendido por la dictadura era similar: corregir esa "imperfección de sangre" señalada por el carácter subversivo de sus padres, y convertirlos en "gente de bien".
Doble mordaza de la sangre entonces: la de sus padres, invisibilizada, y la de sus hijos, despojada y ofrendada a quienes garantizaran reconvertirla.
Pactos de sangre y pactos de silencio, ligadura entre la patota que secuestra, roba, tortura y mata, con los apropiadores del despojo: pasaje de la sangre invisiblemente derramada a la sangre enmudecida por el ocultamiento del origen, negación de la identidad. Necesarios cómplices en los crímenes, este tema como pocos desnuda las relaciones entre el poder militar y el poder civil, sea éste económico ó judicial.
Pero los asesinos no pudieron terminar de cumplir su tarea; los asesinos, vaya paradoja, subestimaron el valor de la sangre: quedaron Madres y Abuelas; quedaron padres y hermanos que no se resignaron; la sangre inocente que hicieron derramar en Malvinas (también bastante acallada en mi opinión) terminó por hacer colapsar a la Dictadura, que se las rebuscó no obstante durante 20 años más para eludir la acción de la justicia,pero que ahora están pagando, porque nunca esas Madres y esas Abuelas bajaron los brazos: estamos aquí ante la sangre recuperada.
Buscando sus hijos y nietos, se hicieron nuestras madres y abuelas. Más allá del ADN, de los restos que se han ido encontrando, más allá de los nietos efectivamente reintegrados, muchos otros, que las amamos y respetamos, nos hemos hecho de su sangre, porque esa es la única garantía posible que el horror no vuelva a repetirse.
Es inmensamente sabia Estela de Carlotto cuando dice: "estas cosas sólo las puede decir la sangre".
17 jun 2011
Volviendo con las Madres
Hace ya un tiempo que no escribía en el blog. Una sucesión de razones llevaron a ello: una cuestión de salud, que demandó tiempo y energía; en simultáneo, sostener este emprendimiento de comenzar a estudiar una nueva carrera, y, siguiendo en la línea de las vicisitudes personales, la sensación de que, de escribir, lo haría repitiéndome a mí mismo. Y puedo afirmar que ésta última fue la señal de alarma más fuerte, el llamarse a silencio si se considera que por más que se escriba, no se dice nada. Porque, en todo caso, sería el egoísmo narcisista de llenar un vacío, de "estar", de no "desaparecer" (qué palabra surgió de golpe...).
Carajo, si algo existe en serio es el Inconsciente. Porque lo que me permite volver a escribir es justamente el sublevarse contra lo que están pasando estas pobres viejas, en el sentido más afectuoso con que se pueda decir: caranchos las sobrevuelan en espera de que se conviertan en cadáveres; otras alimañas también están al acecho. Esas que con falsos aires de respeto se preguntan si no es un error que construyan viviendas, e incluso instalen debates sobre ello, pero jamás le hayan preguntado al hijo de Franco por qué no hizo las que debía hacer.
Y uno, alimentado entre tantas cosas (entre ellas, primordialmente, el amor de los suyos) por palabras de los que cuando hablan, dicen, recuerda algunas de esas frases, poemas, canciones que lo han hecho ser lo que es: una de ellas, de un tal Hegel, dice más o menos "en cada cosa sabida aún se oculta algo digno de ser pensado" y se pregunta ¿Serán más libres hoy los caranchos ya mencionados de lo que fueron durante la dictadura ? Porque lo que fue en su momento la cadena de hierro de la prepotencia militar, se convirtió en la cadena de oro de la prepotencia del poder económico. No hay, pues, más allá de las formas, diferencia alguna.
Y esas viejas locas, en pasado y presente, voces que deben ser acalladas.
¿Cómo pedirles, sin sacrificar, obviamente, la obediencia debida, algún respeto por estas mujeres, cuando nunca pudieron entender aún elementalmente qué hacían (y aún hacen) todos los jueves en la Plaza? ¿Con qué cara pueden aparecer en sus programas juzgando si más allá de confianza hubo complicidad, cuando ocultan por encubrimiento el tráfico de hijos de desaparecidos del que sus patrones seguramente no han sido ajenos, así como de tomar por asalto una empresa con la connivencia de los genocidas, sean de uniforme como de traje ?
Quizá sea imposible no repetirse, pero probablemente haya aún en la repetición, una diferencia: la de descubrir que aún nos queda capacidad de indignación, a pesar del agua corrida bajo el puente.
En pocos años más, las Madres y las Abuelas dejarán atrás su encarnadura y serán sólo ejemplo y bandera. Con sus aciertos y errores, con sus diferentes estilos, ellas nos habrán legado una ética que no creo volvamos a encontrar. Cada cual sabrá dónde ubicarse: algunos, reconociéndose un poco como hijos de las Madres, otros, apenas como hijos de puta.
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