Hete aquì que, muy recientemente, ha tenido un -por llamarlo de algùn modo- altercado con otro lector de su blog, de seudònimo Maloperobueno, persona èsta con una lìnea de ideas distinta, que, ante una pregunta que se hacìa Daniel acerca de si habìa responsabilidad del maquinista del tren en la tragedia de Once, recibiò un insulto como respuesta.
Paso el link para quien no haya leìdo el post en cuestiòn.
En realidad no voy a usar este espacio para defender a Daniel, porque èl no necesita que nadie lo haga, y, ademàs, ha recibido muchas muestras de adhesiòn, pero voy a aprovechar la ocasiòn para decir algo sobre una cuestiòn que me ronda con mucha frecuencia: ¿Què discutimos hoy en nuestro paìs, pero, aùn màs importante, de què modo ?.
Lo primero que uno deberìa decir es que, hablemos de Malvinas, la tragedia de Once, el rol del Estado o de lo que fuere, generalmente se privilegia mucho màs el sostèn de una posiciòn que el intercambio de ideas, lo cual es particularmente peligroso: si uno expone su punto de vista ante el otro, justamente "se expone" a atender sus razones, se expone a conferirle al otro al menos parte de razòn en lo que dice. Lo cual, por supuesto, no implica una pèrdida, sino, en todo caso, ampliar el universo de un problema, poder verlo en su complejidad y, en suma, poder enfocar su resoluciòn con mayor riqueza.
El tema con esto es que, para entablar una discusiòn que lleve a la resoluciòn de un problema, sea el que fuere, hay una condiciòn sine qua non: poner a la resoluciòn del problema como el objetivo sobre el cual aplicar el intercambio, abrirse a èl, correr el riesgo de tener que reconocer que algo de lo que dice el otro -ese que piensa distinto- pueda ser vàlido.
Y esto es bàsico, pero en nuestra sociedad, en este momento, no parece ser la materia màs abundante. Yendo a nuestro altercado motivador, ¿Daniel no puede preguntarse si tuvo responsabilidad el maquinista sin convertirse en un traidor a la clase obrera? Y cualquier persona, ¿no puede cuestionar la idoneidad de un funcionario del Estado en el control del concesionario del tren sin convertirse en antikirchnerista? Es realmente jodido quedar atrapado en esas lògicas binarias, porque empobrecen. Si Malvinas es una cuestiòn de Estado, ¿por oponerse al Gobierno se llega a publicar una postura pro autonomìa de los malvinenses, y en un momento de incremento de presencia militar inglesa en el Atlàntico Sur?
Y desde el Gobierno, ¿puede el secretario de transportes decir que en la tragedia ferroviaria hubo muchos muertos y heridos porque no habìa pasado el dìa anterior, que era feriado, o que en otros lugares del mundo tambièn ocurren catàstrofes por el estilo?. Son apenas dos torpes ejemplos que deberìan hacernos pensar un poco si no serìa màs inteligente efectuar aportes para recuperar nuestra soberanìa territorial, o para mejorar las condiciones en las que millones de personas nos desplazamos a diario para cumplir con nuestras obligaciones.
Una cosa es sostener una idea, un rumbo, una concepciòn del mundo en base a la preponderancia de ciertos valores sobre otros; nadie puede arrogarse el monopolio de la verdad, tenemos la posibilidad de abrirnos paso entre las tinieblas discutiendo, argumentando. Una tremenda frase de Hegel dice que el hombre libre es el que sabe què lo determina. ¿Quièn no ha escuchado a su alrededor frases hechas, latiguillos que se repiten como loro con la misma convicciòn que si hubieran sido pensados por quien lo dice? (y en esto no hacemos distinciòn ideològica alguna) Hay que atreverse a salir de los discursos enlatados y poder escuchar lo que el otro tiene para decir, porque quizà pueda aportar algo para lograr lo que los griegos definieron hace veinticinco siglos como fin de la polìtica: promover la felicidad al mayor nùmero posible de personas. A lo mejor, si nadie se opone, en el fondo se trata de eso.