30 ago 2011

Errático Escrito

En ciertas ocasiones, uno tiene ganas de escribir, pero no hay un tema puntual, específico, que lo impulse a hacerlo, que lo convoque. Existe, si se quiere, una suerte de necesidad de "hacer algo" con esa pantalla empecinada en estar en blanco. 
Acaso remede algún recuerdo infantil, el de esas historietas que llenaban de fantasía mi infancia, donde algunos de los personajes que más admiraba eran errantes: "Nippur de Lagash", un guerrero sumerio, "Gilgamesh, el Inmortal" (del cual tengo un recuerdo más difuso), "Argón, el Justiciero" y en TV, series como "El Túnel del Tiempo",  "Viaje a las Estrellas", y, por supuesto, otra que ha tenido su influencia en mi vida: "Kung Fu", que despertó mi amor por las artes marciales chinas que practiqué hasta hace apenas un año.
En todo lo que he nombrado, historieta o serie, la trama de su vida está en el camino.             No importa el motivo por el cual se producía, y mucho menos, cuál era el destino final buscado, porque, al cabo, éste siempre se revelaba como un horizonte siempre lejano. Entendámonos: todos tenían una búsqueda, un objetivo, un punto de llegada. La gracia (humana si las hay) era justamente no alcanzarlo, porque significaba el fin. Era, de acuerdo al poeta, hacer camino al andar, desafiar esa predecible y agobiante línea recta que va del nacimiento a la muerte.
Claro, vidas de historieta o de película, acaso como la del Che, un itenerante de su propio deseo libertario, esas vidas para las que la de uno jamás dará el pinet. 
Vidas trágicas, la felicidad les estaba en buena medida negada, o al menos requería del pasaje por una serie de peripecias para llegar a un provisorio buen puerto,  ciertamente un destino que no es para todos, porque no tenemos un deseo tan abrasador: el del héroe.
Pero, algo es algo, cada uno de nosotros tiene un cierto espacio que puede dedicar a la errancia, cada quien a su modo: algunos toman un ruta (concreta) y le dan para adelante; otros,  tendemos más a ser  "andariegos mentales", preguntones en busca de preguntas más que de respuestas. Al cabo, si el camino tiene un sentido es para ser andado, y si por algo la vida vale la pena, es porque tiene la muerte en su horizonte. Ah, la muerte ! Cuánto se dice acerca de lo que no se sabe (lógico: cuanta mayor necesidad de recubrir simbólicamente algo, es por su carácter enigmático). Ya que estamos hablando de la muerte : ¿notaron que, por lo general, nos coloca en posición pasiva? La muerte nos sorprende, nos alcanza, nos llega, nos lleva. ¿Seremos  tan inocentemente desvalidos ? ¿Será, nomás, el final, o acaso o un principio?
¿Y si en el fondo es simplemente nada? La presunción de inocencia es, al menos, ingenua:
Auswitz, los 30.000, Armenia, Ruanda, los pueblos originarios en todo el hemisferio occidental, las cruzadas, las guerras coloniales y neocoloniales, Malvinas, firmemente lo desmienten.
En todo caso, en estos casos, la muerte ni alcanza, ni llega ni lleva, (agreguemos: casi ni sorprende) simplemente se programa, se contabiliza, se registra y se entierra. Una verdadera industria de la muerte, rentable, por supuesto.
Otras muertes, la de magnos, generan efectos disímiles: enigmáticas, como la de Hitler, que durante décadas generó en sus fanáticos un ansia de Mesías pronto a retornar, la humillante de Mussolini junto a Clara Pettacci; la de Kennedy, sepultando la idea de un Imperio semi-humano,  la de Ghandi. víctima de un atentado tan contra su vida como contra su prédica. Para Moreno (Mariano) hizo falta tanta agua para tanto fuego, para la de Alfonsín, [padre] ,según la versión de la recordada Florentina Gómez Miranda,el único que existió, quedará... ¿Qué quedará? prefiero más ver lo que quiso y no pudo, que lo que pudo y no quiso (noten la delicadeza de no meterme con la descendencia) y en esto, lo emparento con Perón, que no dejó hijos, sino esposa  y brujo ( me hago cargo de lo que se me diga).
Y voy párrafo aparte, porque se me ocurre que hay muertes que marcan fines, y otras, principios: la sacrificial muerte del Che y Evita, Allende, Martin Luther King,  el golpe de la muerte de Néstor Kirchner, cada uno de ellos pateando el tablero con el que les tocó jugar.Aprovechando la metáfora lúdica, barajaron y dieron de nuevo. Dieron, (carajo, qué fácil salió la frase), casi, casi como el comenzar un otro juego, rompiendo reglas simplemente para crearlas nuevas.
Hacía, y hace falta el seguir creando reglas, porque de las impuestas ya estamos hartos.
La historia, al menos nuestra historia, se ha empecinado en ser tan humana que ha atado la vida y la muerte con un sabio cordón indeleble: los de estas latitudes tenemos la ventaja de haber aprendido que también de la muerte surge la vida y no sólo viceversa;  que de la postergación deviene  la esperanza,  y del deseo, el motor del cambio. 
Acaso estos héroes de la infancia, caminantes ellos, estén señalando la dirección adecuada: hacer el propio camino, hacer camino al andar. Por eso, bienvenido el carácter de recorrer la propia senda, que, si viene al caso, debiera de ser lo más natural, aunque a muchos los joda.
Y que así sea, por no decir amén.





16 comentarios:

Daniela Godoy dijo...

Sabias palabras, compañero, me viene a la cabeza Derrida que hablaba de ese "entre" la vida y la muerte en el que estamos siempre. O Roger Waters, cuando hablando de la obsesión maternal por la educación para una vida que en algún momento empezaría, de pronto descubríó muy muy joven que...ya se estaba yendo. Y alumbró canciones eternas para conmovernos.
Hay vidas y vidas, como muertes y muertes. No sabemos cómo,vivir es el aprendizaje. Tirándonos a la pileta, pateando tableros.
Un abrazo.

Moscón dijo...

La vida es lo que te pasa mientras vos pensás en otra cosa,dijo Lennon cuando le pidieron que la definiera.La recuerdo en parte porque semejante síntesis me causó una tormenta cerebral mezcla de asombro y envidia ante tanto poder de definición,y por otra parte porque fue lo primero que me vino a la mente al enterarme que un sacado le había metido un par de zolabas luego de pedirle un autógrafo.La Parca lo agarró mansito y sin aviso,un rebelde menos.
Pero si mientras la vida te da sorpresas,como canta Rubén Blades,vos no sabés que trole hay que tomar,como canta el Polaco,porque no sabés lo que querés pero lo querés ya,como cantaba Sumo,a no desesperar porque si te fijás bien,te gustan los problemas,como canta Calamaro,porque al fin y al cabo solo vale la pena vivir para vivir,como canta el Nano.
Un Himno al Amor de Piaf,es una Marcha de la Bronca de Pedro y Pablo,tal cual como canta Guaraní:caballo que no galopa va derecho al pisadero.
En fin,si cuando escuchás Canción con Todos no se te hincha el pecho y te dan ganas de cantarla,estás mas muerto que Ramón Sijé,a quien Miguel Hernández tanto quería.

Un Abrazo

Sujeto dijo...

Hola Daniela
No leí lo que mencionás de Derrida, pero en muy buena medida el "entre" es el camino mismo, es eso que pasa desapercibido por cotidiano, pero nos constituye, nos nombra.
Gracias por tu siempre atento comentario, saludos

Sujeto dijo...

Che Moscón,
Tuve la suerte de haber estado en Nueva York, y de haber pasado por el lugar donde fue asesinado Lennon, en la puerta de su casa. Y con mi mujer tuvimos una sensación rara, veníamos de miles de kilómetros de distancia y estábamos ahí, donde un loco mató a uno de los mayores talentos de que hayan existido. Hay también una dimensión del azar en la que se juega la vida, que a veces te ayuda y otras te jode. Imaginate la escena del mejicano que había salido de su país buscando un mejor vivir en Nueva York, que estaba limpiando los pisos en las torres gemelas y se le incrusta un avión. Como nadie tiene nada seguro, salvo la muerte, lo mínimo que se puede hacer es intentar vivir "su" vida, porque hasta donde sé, nadie puede enseñarte a hacerlo.
Abrazo

Ricardo dijo...

Yo leía a Gilgamesh y pensaba qué tipo de vida podría ser una sin muerte. Ya por entonces se me figuraba rara y no la deseaba.

Desde esas épocas, más o menos, me paré frente a la muerte sin certidumbre alguna, más que la de intentar que, cuando llegue, me permita mirar atrás y estar satisfecho. En eso andamos.

Abrazos.

Sujeto dijo...

Hola Ricardo
Hace poco, tuve posibilidad de pensar mucho sobre la muerte, en ocasión del tumor pulmonar que finalmente no fue maligno. Y estuve todo el tiempo sorprendentemente sereno, en parte porque tenía la extraña certeza que eso no me iba a matar (al menos en esa ocasión). La única incertidumbre que sí me pesaba era el destino de mi familia, pero la idea de la muerte en sí, en todo caso, no me iba a encontrar en "estado de inacabamiento"; en todo caso, quedará en algunos pocos la pequeña y humana huella de lo que pudiste ser y dar.
Abrazo

Javier dijo...

Me lleva a pensar en el debate en la TV publica del domingo pasado a proposito de si era necesario que existan las religiones .

Me molestaba el debate en realidad por lo gral obviamente que yo coincidia con los ateos , pero nunca se discutio sobre la necesidad de existencia , y casi ´pienso en la inevitabilidad como la inevitabilidad del aboto ode la eutanasia o de la muerte a pesar de todos los esfuerzos que podamos hacer para que nunca sucedan

Sujeto dijo...

Javier:
El tema es que, cuando uno se mete en estas cosas, nunca son aisladas:fijate vos que, querramos o no, estamos hablando de la libertad de elegir, ya sea para un individuo, ya sea para un país.
Dentro de todos los condicionantes que siempre va a haber, tener la posibilidad de elegir. Y no es menor el tema del "saber". ¿Acaso no se está haciendo en este país desde el 2003 un "mal arte" económico, según los sabios ? También andar el propio camino es el construir el propio saber.
Abrazo

Tango D. dijo...

Sujeto: Tu relato es impresionante. Sintetiza muchas de las cosas que nos movilizan. La discusión de los poderes enquistados en el tiempo, los dominios del "saber", las tensiones por la hegemonía cultural y simbólica, la conciencia de clase emergiendo ya en conciencia regionalista, en construcciones identitarias colectivas y heterogéneas, en preguntas que abren más preguntas al andar. Felicitaciones. Un abrazo grande.

Sujeto dijo...

Hola Tango,
Agradezco tus palabras. Si algo hay que agradecer a este momento histórico que vivimos es su estado de cambio. Y creo que cuando una sociedad comienza a sacudirse de los enquistamientos, permite a sus miembros hacer un proceso análogo en lo individual, una cuestión dialéctica. Un ejemplo palpable, aún con sus limitaciones de aplicación, es la ley de medios: la multiplicación de voces que de a poco se está construyendo rompe con el discurso monocorde de los grandes medios, nos aporta, a cada uno de nosotros, la posibilidad de otras miradas, de otros discursos.
Abrazo

H.M. dijo...

"...de la muerte surge la vida y no sólo viceversa..."
Si al entrar en la lista pudiera ser uno de esos muertos... la vida, estaría, para mí, completa de sentido...
La muerte es un tema que me confunde y me incita... que me paraliza y me moviliza...
No puedo pensar en el más allá, simplemente, porque creo en el más acá... Creo en la vida y en los actos realizados para que tenga sentido... Quiero que mi vida tenga sentido... Cuando me alcance la muerte, no quiero enterarme... Si me entero que viene por mí, no quiero que lo sepan las personas que quiero...
Claro que esto es teórico... No pasé por situación límite... Después de todo "la vida son dos trazos y un borrón"

Sujeto dijo...

Hilda
Y sí, cité esas muertes, como la del Che, porque son aquellas que más se acercan a otorgar significado a lo imposible de significar.
Pero, también a nosotros, "simples mortales" nos cabe esta relación imposible con el límite de lo simbólico.
De todos modos, la idea central del post era un poco invitar a la muerte como necesaria contracara de la vida, para valorarla(s), porque son inescindibles, y, en el fondo, es esa la aventura humana.
Gracias por tu lectura siempre aguda y a la vez, cálida.

daniel mancuso dijo...

Deliciosos recuerdos, se ve que hemos compartido historietas, sin conocernos en el pasado, pero parece que compartimos caminos epopéyicos, históricos, en este presente de esperanzas, abrazo compañero

Sujeto dijo...

Hola Daniel
Así es, y qué lindo que es esto de poder reconocer en el otro algo mío, ya sea del pasado, ya sea del presente. Es esto la "comunidad", esos lazos invisibles que nos ligan, que nos hacen caminantes de la vida, sí, pero con la elección del camino.
Celebremos, querido compañero, el seguir recorriendo el camino hacia un pueblo más justo, más feliz, más digno.
Abrazo

roberto dijo...

Veo que leíamos Intervalo o el El Tony, si por elegir mi favorito era Nipur, me hacia viajar por venturas inocentes, hoy las aventuras se convirtieron en chavacanerías de oropel entregadas por seres que seguramente en sus infancias solo aprendieron el odio hacia sus semejantes, o tal vez leyeron libros que enseñaban esconderse dentro de un caballo de madera y salir en la oscuridad para someter al pueblo.

Un abrazo

Sujeto dijo...

Hola Roberto
Creo que nosotros aprendimos muchas cuestiones relativas a valores leyendo historietas; ellas fueron algunos de los recuerdos más felices de mi infancia, y vuelta a vuelta las recuerdo con mucho afecto.
Te mando un abrazo

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