19 dic 2010

Alrededores

Desde que la leí por primera vez, hubo una frase de Macedonio Fernandez que me impactó profundamente: "será tan sustancial como entrar en materia,  y sin embargo, se trata de otra cosa". Al cabo, por poco o mucho que se lo piense, esta frase roza peligrosamente la verdad. Y decimos "roza" con una intencionalidad despojada de ingenuidad: la verdad es algo que siempre se produce a pérdida; la verdad va dejando restos, podríamos decir, "no dichos": no existe "la" verdad como punto de arribo; más bien habría que verla como la posibilidad, relanzada una y otra vez, de que el barco llegue a puerto, sí, pero, para volver a salir. Otra cosa, mucho me temo, se llamaría religión, y no es lo nuestro...
Otra manera de decirlo, es que en relación a la Verdad,  siempre andaremos por los alrededores.
"Es por eso que preferimos, como tantas veces, y usando descaradamente el viejo código de los edictos policiales, "merodear por los alrededores" , bordear por las supuestas afueras de lo que ha pasado en el pomposa e inmerecidamente llamado "Parque" Indoamericano y compartir, con los pacientes amigos que nos leen, algunas reflexiones que, si son logradas, deberían convertirse en preguntas.
Una primera reflexión es que esto no ocurre en el centro, en la zona del turismo que interesa, blancos con billeteras bien provistas, sino en la periferia: en los alrededores. Es decir, esta "posibilidad de descontrol", por llamarla de algún modo, se puede dar en los descuidados alrededores, donde el "arreglate como puedas" es ley, y no en el centro iluminado por los flashes de los turistas, cara amable de la Reina del Plata.
Por ejemplo, se habla de la invasión del espacio público, en este caso, de un "parque". Si este lugar es denominado así, corresponde a un abuso del lenguaje: abandonado, dejado de lado, es público por el solo hecho de no ser "propiedad privada", mas no porque el gobierno comunal lo haya sostenido (y mantenido) decentemente como un espacio de esparcimiento para los "vecinos". ¿Será ésta la definición de lo público que sostiene (perdónese  el oxímoron) el pensamiento del ingeniero?
Interesante ha sido ver, en la construcción mediática de la realidad, el papel de los "vecinos"." Los vecinos: he aquí un significante prolífico, podríamos decir,  privilegiado, del macrismo. Desde lo topológico, desde el punto de vista de los lugares, estaríamos tentados de suponerlo como un agrupamiento por proximidad, por compartir una geografía acotada, con elementos identitarios,  por ejemplo, "habitantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires".
¿Será así? Nuestra hipótesis es que no; vecino, para el macrismo, es una construcción que gira fundamental y prioritariamente alrededor de la propiedad privada. El vecino con todas las letras, es dueño. El inquilino, si puede pagar su alquiler, no "cae" de la categoría, pero no merece ser miembro pleno.  Y aún cabe una  distinción más: no tiene la misma valoración un vecino de la zona norte de la ciudad a uno de la zona sur.
Siguiendo  este sencillo esquema,  el gobierno PRO  no miente cuando dice que gobierna para los vecinos; en rigor,  sería más exacto decir que no le importa en lo más mínimo la suerte de quienes no califican para el vecinazgo. En todo caso, los considerados vecinos de la devaluada zona sur le son útiles en tanto puede oponerlos a los excluídos. Cualquier semejanza con una película de zombies no es casual.             
Pero hay también otra lectura posible: esta suerte de palabra-insignia del PRO, esa que jamás deja de pronunciarse en ninguno de sus discursos, podría decirse que es también, una forma de marcar, de develar sus propios límites: el de Macri es un partido vecinal, que podrá, eventualmente, gozar del apoyo del inquietantemente volátil electorado porteño, pero que no puede, per se, ir mucho más allá. Estos vecinos han sido presentados por los medios, a modo de justificación de la violencia, como pobres que luchan contra otros pobres. . Pero,  ¿Hablamos de la misma pobreza cuando nos referimos al propietario, o al inquilino de un departamento, con un empleo formal, obra social, algún aporte jubilatorio, que a los excluidos que alquilan una miserable pieza para cinco o más personas en una villa, que con suerte se mal alimentan cartoneando, carentes de todo lo que consideramos básico para vivir? Obviamente, la respuesta es que no; hablamos de personas de clase media baja, o aún baja, a la que se ha ido empujando a enfrentarse con excluidos, al punto de haber importado grupos de choque para promover la idea de una violencia masiva, y espontánea. La realidad es que, tras el llamamiento a la xenofobia  por parte de Macri, el intento de asustar a los burgueses -en lo que sabemos desemboca- y que el lenguaje de los medios hay producido el deslizamiento de "ocupación" al mucho más sugestivo de "toma",  aún con sus reclamos más que atendibles, la gran mayoría de los auténticos vecinos de la zona no se plegó a la producción de la violencia. Los más radicalizados de los "vecinos", incentivados por un Jefe de Gobierno que eternamente se pregunta por qué le pasan a él todas estas cosas, claman por trenes repletos de extranjeros de piel oscura partiendo hacia el norte. Algunos de ellos han visto a pequeños grupos muy decididos, disparando balazos, o tirando piedras, y los siguen: están "defendiendo su barrio". Y aquí surge un tema inquietante: la facilidad del contagio de la violencia. Es ya un clásico la figura del barrabrava como fuerza de choque contratable por cualquier segmento social que tenga el suficiente poder económico o capacidad de influencia e impunidad; goza el habitual y unánime consenso en su rechazo, pero, si el espectáculo (y el objetivo) lo amerita, deviene “vecino que defiende su barrio”. ¿Cuáles serían los anticuerpos sociales para no caer en este tipo de situaciones?                                                                                                                          Esto ha generado un cierto efecto de contagio, diversos focos en donde desposeídos ocupan terrenos reclamando solución a sus problemas habitacionales. Es, en el  lenguaje racista que se ha fogoneado, "la invasión de los negros", "el plan descansar", el "vienen acá porque no hacen nada y les dan beneficios".  Tanto repetidor serial que parlotea por ahí, ventilando su indignación, ¿Habrá pensado alguna vez que esas épocas que añora, en las que podía viajar al exterior porque un peso era un dólar, esa fiesta es la que comenzó a pagarse en el 2001? ¿Se le habrá ocurrido que el "ramal que para, ramal que cierra" que tanta admiración le causó, decretó el fin del ferrocarril, y con él la muerte de innumerables pueblos y la migración forzada? Hubo de todo en cuanto a "opinión pública" respecto a este tema. De los xenófobos no vamos a hablar específicamente, pero están incluidos en el registro de los violentos, así no se hayan movido de su casa, sencillamente por su capacidad de generación de climas hostiles, de preparación del terreno que desemboque en un "¡haga patria, mate a un bolita!", nos interesa más pensar en otros casos, el de aquellas buenas personas, gente de trabajo, a la que, si bien no pasa grandes privaciones, tampoco está en una posición envidiable en la cadena del consumo: Una consecuencia de este falso  "pobres contra pobres" que han pretendido instalar, tiene la sutileza de la injusticia: "a ellos, que ocupan, le van a dar una casa, y a mí, que alquilo desde hace xxx años, no me dan nada..." Se me ocurren algunas preguntas: más allá de los planes habitacionales que en CABA el gobierno vecinal no implementa, ¿No deberían los bancos otorgar créditos inmobiliarios a las personas que tienen un trabajo formal, y  ocuparse el Estado de aquellas necesidades de los más desprotegidos? Hay un proyecto de  ley de Reforma Financiera que ha hecho planteos en este sentido, pero no se ha visto mucho entusiasmo en apoyar su implementación; es decir,  quizá haya que pensar también que cuando se cajonea una ley que puede reorientar el crédito existe algún grado de responsabilidad en llegar a este tipo de situaciones, o en el caso de los empleadores que pagan parte del salario en negro e impiden así calificar para un ya de por sí escaso  posible crédito inmobiliario.  ¿Cuántas de las voces condenatorias que escuchamos a diario colaboran activamente en la producción de   estas realidades ?                                      
La cuestión de la exclusión será un problema que llevará años revertir, y, en mi opinión, se hace prioritario hoy  todo el asistencialismo posible del Estado para poder incorporarlos al sistema; no hay aquí otra posibilidad, y, mucho me temo, sus beneficios no se verificarían sino en los hijos de aquellos que han sido expulsados completamente del sistema.  Pero requiere también que nosotros, ciudadanos, "vecinos", tratemos de comprender los fenómenos en su complejidad, y no seamos tan sólo las repetidoras del discurso del Amo.
Seguramente habrá muchas más cuestiones que están "por los alrededores" de temas como éste, cuestiones que quedan escondidas, ocultas, detrás de esas verdades enlatadas que nos venden por pack; en todo caso, lo importante es siempre recordar pegarse una vuelta por la periferia de los temas, porque allí se suelen encontrar algunos fragmentos de verdad, tesoro invaluable si los hay.

21 comentarios:

Ricardo dijo...

Textual de éste artículo de Miradas al Sur de ayer:

"...observaban en silencio al mandatario (Macri), quien permanecía absorto en la lectura de unas hojas. Se trataba de un sondeo de la consultora Ibarómetro sobre índices nacionales de xenofobia; sus cifras eran reveladoras: un 37,9 por ciento de los porteños y un 31 por ciento de los argentinos cree que los inmigrantes no deben gozar del derecho al trabajo, a la educación y a la salud pública..."

Me gustaría pensar que no son reales pero temo estar engañándome. Espero que esas cifras no sean tan contundentes pero no puedo evitar recordar al "enano fascista" que la revista Humor decía que teníamos adentro, allá por los '80.

Seguramente faltan hacer muchas cosas para que esos enanos, si continúan adentro nuestro, se duerman o mejor aún, se vayan para siempre. A mediados de año me entusiasmé con un plan del Banco Nación (Nación Casa Propia). No sé que éxito habrá tenido, pero no el que yo esperaba. Me parece que para terminar de salir del purgatorio (al decir de Kirchner) hace falta mucho blanqueo laboral. Será una puja muy dura. Una batalla cultural también.

Un abrazo.

Ricardo dijo...

Uh, disculpas. Esta es la nota: http://sur.elargentino.com/notas/batalla-de-villa-soldati-todas-las-pistas

Sujeto dijo...

Triste realidad, hermano. Muy triste.
Te mando un Abrazo

Javier dijo...

A mi sabes que me hace ruido la palabra vecinos apropiada por el macrismo . El otro día una compañera se puso a escribir una carta contra el estado de la ciudad bajo la gestion PRO y puso carta a mis vecinos . Y yo me pregunte si decir bvecino te ponia dentyro de la logoica del macrismo que vos mencionas .

Pense si debía decirse mensaje al pueblo , mensaje a los ciudadanos

Al final le dije que ponga al menos menos mensaje a los vecinos y vecinas . Pero a mi me sigue haciendo ruido mal el termino , el daño que ha hecho el macrismo se nota que es realmente profundo .

PD : Que bueno que pudiste terminar el texto , yo tambien habia viusto en el google reader el texto alrededores pero alñ ingresar no existia

Un abrazo

Daniela Godoy dijo...

Agudo el post, como de costumbre.
Y muy cierto, en la periferia está el desastre que no sería negocio tampoco en Recoleta o en Palermo Chico. En la periferia está desparramado lo que es fácil resulte parte del paisaje de tanto repetirse, como la gente arrastrando carritos que se incorporó a la escena cotidiana desde antes del 2001.
Hay que decir que desde siempre, nuestras repúblicas se idearon y se gestaron para ciudadanos (os)varones, propietarios, blancos. Morían por ella los mestizos/as, indios/as, negros/as, incontables mujeres, pero gozaban del ejercicio de la ciudadanía un grupo selecto.
Hasta el presente la política se articula en esa ampliación de la ciudadanía que cuesta tanto ejercer si no pertenecés al grupo aludido, el que en realidad es el particular que se erige como el universal, representante de todo lo demás.
Macri y el PRO despoja de la ambigüedad nada más, lo que en el fondo ha sido el núcleo duro de nuestras sociedades liberales con distintas variantes; y el presentar esa crudeza, cuesta, porque la ambigüedad tiene su función clave, de presentar para todos lo que es restringido, por asegurar como algo dado lo que en realidad se construye. Y se construye desde distintos lugares, desde distintos puntos de largada (desigualdad de oportunidades).
Esa verborragia fascistoide no se sostiene a largo plazo ni puede ungir un presidente, en eso, tenés toda la razón, Sujeto, y yo estoy convencida. La reacción se tendrá que tomar el trabajo de presentar un envoltorio correcto, con todas las ambigüedades necesarias.
Mientras tanto, tratamos de no confundirnos, verdad? De trabajar por un cambio de cultura, por desarmar trampas -como ciertos universalismos- y de practicar nuevas maneras de justicia que hagan de cada una y de cada uno ciudadanas y ciudadanos dignos.
Intentarlo, no es poco.
Un abrazo

chela dijo...

He leído en Tiempo una variante interesante. Vendría a ser que lo que realmente molesta, crispa y exalta las blancas, occidentales y cristianas almas capitalinas es la organización de los "pobres" para hacerse visibles y pelear por sus derechos básicos de salud, educación, vivienda, trabajo. Desde el descubrimiento, los locales fueron denigrados por los colonizadores extranjeros. Y, amigo mío, "denigrar" viene del latinazo "oscurecer". O sea que cuando denigramos la identidad del "otro", automáticamente lo oscurecemos, lo reducimos al color del negro, mestizo, no puro blanquete. Y si el morochaje se hace visible, patente, ocupante del espacio y del tiempo de la CABA, los egregios "vecinos" salen con los tapones de punta en una defensa absurda de sus prerrogativas.
Te mando un abrazo

Sujeto dijo...

Hola Javier
sí, yo creo que el macrismo es un "okupa" de la palabra "vecinos"; le vació su contenido de fraternidad, del compartir un espacio geográfico, la identidad que tiene cada barrio, tu sentido de pertenencia a él. Casi casi te diría que en su lenguaje, "vecino" es similar a "cómplice": seremos vecinos SI nuestros intereses coinciden, SI ponés a la propiedad privada en la cima de la escala de valores. El vecino es el que se moviliza para defender el precio de su propiedad, que inexorablemente baja cuando los negros pobres se instalan cerca. Y si no alcanza para que estallen que los asustemos, le mandamos un grupo de choque para que los estimule.
Te mando un Abrazo

Sujeto dijo...

Hola Daniela
Tu comentario fue tan preciso y profundo que merecería convertirse en un post que preveo, sea muy interesante y revelador.
Gracias por tu lectura,
Cordiales Saludos

Sujeto dijo...

Gran comentario Chela, realmente un lujo.
Te lo agradezco, y te mando un abrazo

Anónimo dijo...

Sujeto, a mi lo que más me molesta de esos "vecinos" es la falta de
raciocinio y ganas de ser un poco solidario, lo digo porque muchos
de ellos los de Soldati y aledaños ya se olvidaron que vivieron en
el Warnes y también en otras villas, pero como decía un viejo amigo
cualquiera es comunista hasta que tenes tu casa y tu 0 km.-

Un abrazo

Sujeto dijo...

Es así Roberto. Creo que muchas personas que han mejorado su situación "van por más", lo que, en sí mismo, no estaría mal. La cuestión es que no logran/no quieren ver que hay otros con necesidades mucho más imperiosas. Por eso aludí también al tema de los bancos: muchas de estas personas podrían vehiculizar su solución habitacional con un préstamo bancario, claro que los "templos del dinero" la están juntando con pala por el consumo con tarjeta, y no les interesa en lo más mínimo préstamos de este tipo, los cuales se dificultan aún más por el "negreo" salarial; en este contexto, si no financia viviendas el Estado (municipal, provincial, nacional)no lo hace nadie...
Creo que la reforma financiera, y la reorientación del crédito hacia la producción y la vivienda deberían estar entre las prioridades para el 2011.
Te mando un Abrazo

Daniel dijo...

Exactamente. Eso es lo que estamos esperando a gritos.
Estuve entusiasmado éste año con la nueva ley financiera y...? cómo bien decís: cajoneada.
Ahora desde el sector de Sabatella buscan firmas para presionar. Epa; cómo es la mano? Tan duro es esto que tiene tanto freno?

Pablo D dijo...

El macrismo, si existe, y yo creo que más que existir es un reflejo de un todo social innominado pero que es, sí, susceptible de ser agrupaàdo en función de caractarísticas que comparten sus individualidades, surge en enorme medida por el descuidado en que ha caído el lenguaje. La precariedad conceptual y lingüistica de Macri genera, a mi entender, un vínculo de afecto, sí que raro, desde ya, con el/su votante medio porteño. El votante de Macri puede ser calificado como ignorante leído, si se me permite la osadía de etiquetar. Tipos que tienen, sí, un saber del mundo que los rodea. Lo que no tienen es conocimiento. El conocimiento es complejidad, es adentrarse en estudio, es problematizar, preguntar y responderse. Una conversación entre un macrista y un kirchnerista es siempre igual: El macrista sentencia, cortito y al pie, el echar culpas de Macri, no solamente remite a su incapacidad de hacerse cargo de los problemas, sino a que opera en función de una clientela a la cual ese tipo de respuestas, cortas, fáciles, le vienen al pelo, le evitan pensar, le sacan del camino el dilema de Palmiro Caballasca, "me hirve la cabeza". Eso trae problemas, Sujeto, no vaya a creer. Por creer en cosas tales como que todo se debe al "chori y vino; sidra y pán dulce", resulta que un día se murió Néstor, y antes de que hubiese tiempo de organizar nada, más, cuando la CGT primero armó reunión privada antes de saltar a la intemperie, cosa que ocurrió ya una vez que se había iniciado el velorio, la calle se inundó. El miércoles feriado del censo, la noche del día de la muerte de Néstor vio una Plaza de Mayo y calles adyacentes desbordadas, inundadas. Y el aparato, el armado, recién apareció al otro día. Ya la marea se había desatado, así que a la relación de afecto entre conductor y masa, tanto acá como cuando el primer peronismo, la explica otra cosa. La apelación al clientelismo le viene bien al que es incapaz de analizar cual es esa otra cosa. Eso es el macrismo. (...)

Pablo D dijo...

(...) Entonces todo está armado, todo es una conspiración: Un procesamiento confirmado en dos instancias y sustentado en un expediente que supera las ¡veinte mil fojas! ¡Veinte mil!; las tomas de los colegios, atribuidas al Partido Obrero (un par de semanas después de haber estado puteando contra el PO por las tomas de los colegios), al chavismo (¡chavismo en Argentina!). Y como está todo armado, no hace falta entrar a desmenuzar, que es lo que los puede llegar a afectar intelectualmente. Bueno, vuelvo a una charla entre un macrista y un kirchnerista, porque hace, creo, a lo central del post, a lo de los repetidores seriales, que nacen y/o se nutren de la precariedad conceptual, semántica, sintáctica y linguistica del macrismo. Un kirchnerista historiza (esa es otra cosa que elude el macrista, porque implica asumir culpas por el pasado, pero no por haber formado parte de él, que de última en política sería lo menos grave del caso, acá lo que realmente asusta son las ganas que se advierten en muchos opositores de reeditar las fórmulas del fracaso, el traer el pasado al hoy a través del mecanismo deshistorizador, que hace foco en las personalidades que actuaron en los distintos procesos históricos, cual si las características particulares de los personajes pudieran ser plenamente determinantes del período que protagonizan, falacia si las hay, que oculta las esencias, las ideas, las guías rectoras, que son lo que importan y que el riesgo es que se metan camufladas en piel de distintos personajes que por el sólo hecho de no haber participado en el proceso fracasado, hoy ocurre con el macrismo como revividor, por medio de la "nueva política", del Consenso de Washington), un kirchnerista desmenuza, un kirchnerista profundiza (lo cual en estos temas implica reconocer que hay vida y poder más allá de "los políticos"). En fín, un kirchnerista reconoce, asume y enfrenta, con mejor o peor suerte, la complejidad de la política. La política no es sencilla. Un opositor que hable con un kirchnerista apelará a slóganes vacíos, sentencias de la abuela, anécdotas incomprobables. En fín, huirá de aquello a lo que el kirchnerista no le teme, la enorme tarea de explicarse lo social, el campo de lo político. Porque, además, la discusión política debe ir más allá que simplemente marcar si se está o no de acuerdo con las tomas en Soldati, si se está o no de acuerdo con la decisión que en relación a ello tomen el Gobierno nacional y el porteño. Tomar postura está bárbaro, pero hay que ir más allá. Cuando el kirchnerista, justamente, va más allá, el opositor, en especial el macrista, pierde rápido la atención (o directamente nunca la presta), desvía la mirada, bosteza, hace gestos insultantes (o directamente insulta, si lo sabré yo, que en estos últimos tres años y monedas he sido más fuertemente puteado que en los veintiún años anteriores de mi vida). (...)

Pablo D dijo...

(...) Bueno, claro, así los forman los comunicadores dominantes, también: ¿Alguién ha leído los cuatro párrafos (¡¡¡cuatro párrafos!!!) con los que Leuco pretende, diariamente, abordar los temas de la actualidad? ¿Y los dos, tres minutitos de editorial de inicio de cada programa de TV de Lanata, en los que pretende sabérselas todas, bien que con leguaje de estudiante de secundario (de estudiante que se lleva materias, además)? No vamos a abundar en que el editorialista estrella de El Cronista es Majul; el tartamudeo cualunquista, simplón y lugarcomunero hasta el hartazgo de Ruiz Guiñazú; y lo que publica habitualmente en LN Pagni: En resumen, no hay formadores, no hay quiénes ofrezcan herramientas de pensamiento. No pueden, y hasta se díría que en su enorme mayoría no quieren, afrontar un debate político. Porque desdeñan ese valor, está en su génes, así se han ofrecido a la sociedad, considerando "innecesarias las discusiones políticas abstractas, porque lo que hay es que centrarse en la gestión". Pues malas noticias para ellos: Señores, hasta detrás del arreglo del pozo de una calle hay una discusión ideológica que dar. Les guste o no es así. Que el kirchnerismo asuma esta realidad, no implica, igualmente, que pueda resolver todo, de hecho muchas veces se complica. Ahora bien, quedará en cada cual, a la luz de lo expuesto, responderse la pregunta de en quién se confía más para tomar las riendas del problema que bien se pone en el centro del debate en el último párrafo.

Anónimo dijo...

Sinceramente este tipo de temas demuestra que uno debe estar atento a no caer en la trampa de los medios que des informan. Antes de sacar conclusiones es necesario buscar entender todo el tablero. Hay actores que buscan actuar en las sombras o cubiertos por los medios aliados.
De paso aprovecho para invitar al que quiera pasar por el blog, ya que publiqué un aviso para aquellos que quieran dar un paso distinto en este proceso que estamos viviendo.
Saludos!

Guillermo dijo...

A mí me insisten en que los escuche. Que les dan una casa ¿y yo que? Que siempre alquilé. Que les dan una jubilación y nunca aportaron ¿y yo? ¿La que le aporte a la AFJP y me la robaron? (si, no asumen que el robo sucedió antes). ¿Y yo les tengo que pagar por su salud? ¿Y por que les tengo que pagar escuelas a las que igual no van? ¿Y los vagos de los maestros, que no trabajan?

Y yo, yo generalmente pregunto “¿Y alguna ves protestaste? ¿Saliste a ganar la calle por algo de eso, de eso que no te dieron?” Por ahí, quien te dice, hasta los reprimen y recagan a tiros -de goma y de plomo-, como tanto suplicaron, y les cierra el círculo de forma perfecta.

Quiero decir, en el fondo tiene que haber algo más que simple protección de la propiedad. La necesidad de encontrar un chivo expiatorio para nuestra propia mediocridad –cualquiera sea el tema que nos haga sentir inferiores: intelectual, económica, o genéticamente-. Yo he escuchado, de boca de personas de recursos medios, empleados de trabajos apenas por encima de lo precario, migrantes de alguna provincia argentina, barbaridades horrendas sobre, por ejemplo, "los negros bolivianos estos de Soldati". O sea, no solo el polista rubio discrimina. El blanco de zona norte patea al morocho de zona sur, el morocho del sur escupe al provinciano, y este apedrea al inmigrante extranjero limítrofe. Y el español que está en el aeropuerto de barajas, los detesta a todos, juntos y por igual. Todos, encuentran el lugar donde no sentirse menos.

Está ahí, en la historia de este y otros países. Cada vez que los sectores más postergados lograron alguna mínima mejoría, no tardó en aparecer la violencia.

¿Ya Sujeto? ¿Ya tan pronto empieza con las preguntas? Un abrazo.

Sujeto dijo...

Unfor:
Yo también me entusiasmé, y mucho, porque la veía como el paso lógico y coherente con la orientación industrialista del Gobierno.
Pero fue cajoneada; ¿por una cuestión de oportunidad, en espera de un porotómetro más favorable en 2011 ...? Sinceramente, no sé.
Lo que sí me queda claro es que es un tema "pesado", pero, por otra parte, desde mi absoluta ignorancia económica creo prioritario hacerlo.
Un Abrazo

Sujeto dijo...

Pablo:
Carajo, qué análisis fabuloso te mandaste del macrismo...
Y la cuestión del lenguaje es un tema muy a tener en cuenta. Hace ya bastante más de un año atrás, se dio un cierto debate en Carta Abierta sobre el lenguaje utilizado en cada carta: hubo reclamos por parte de algunos compañeros para utilizar un lenguaje más llano, más popular, más accesible. Y Forster y Horacio González señalaron que el aporte que debía hacer CA era el de proponer la reflexión política sustrayéndonos del lenguaje de los medios. Y fue genial hacer esto, porque como lo escribiste muy claramente, el de los medios es un lenguaje empobrecedor, casi te diría, asesino del pensamiento. En ese sentido, lo que hace CA, y también lo que hacemos nosotros, desde los blogs, es la exacta antítesis: construimos pensamiento.
Un lujo lo suyo estimado, gran abrazo

Sujeto dijo...

Mariano:
Paso por tu blog nuevamente y busco lo que indicás.
Abrazo

Sujeto dijo...

Guillermo:
Tristemente cierto lo que decís. Voy a ser demasiado poco académico: a veces pienso que con los pobres pasa lo que pasaba en la Edad Media con los leprosos: hay que apartarse de ellos porque contagian. Leyendo lo que escribiste sobre la cadena de la discriminación, y este intento de vendernos la guerra de pobres contra pobres, pensaba que el apaleo al inmigrante, la denigración (fantástico lo que enseñó Chela al respecto)es lo que les permite diferenciarse, lo que les permite decir: "yo no soy como ellos...".
Algo así como obtener una identidad por oposición. (y máxime si a nivel "objetivo" no estás demasiado lejano en la cadena trófica del capitalismo). Pero bueno, sería piola que algún compañero sociólogo tirara alguna punta para seguir pensando...
Y en cuanto a usté, cuídese de las altas temperaturas que le hacen tener ideas extrañas, qué tanto. Mierda, carajo.

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