23 oct 2010

Violencia(s)

Una gran tristeza. Eso siento por el asesinato de un pibe de 23 años que, siguiendo sus ideales, pagó con la vida su generosidad militante. Murió siendo solidario con laburantes víctimas de la injusticia; fue a manos de una patota a sueldo de un enriquecido jerarca sindical, para poder seguir sosteniendo sus privilegios. Como hemos venido pidiendo desde hace muchos años: juicio y castigo a los asesinos, sicarios y patrones. Justicia.
Justicia, respeto y recuerdo son las únicas cosas que los vivos podemos ofrecerle a los muertos, que al menos no le falte ninguna de ellas a este pibe, llamado Mariano Ferreyra.
Pero no voy a hablar de este crimen; ya muchos amigos en sus blogs lo han hecho con profundidad y compromiso.
Desde hace algunos días venía pensando en escribir acerca de la violencia, sobre las distintas formas que cobra, sus distintos grados de visibilidad y, por ende, su impacto: algunos hechos, más que publicados, exhibidos en los medios, ofician de trampa para la mirada, si se me permite: de atrapa-mirada. Son los temas que concitarán la atención, el punto de focalización al que somos conducidos, porque forman parte del reality show cotidiano, las cosas de las que se hablará en la mesa familiar, en la oficina, en la calle.
El uso de la palabra “show” no es azaroso ni inocente: se ve desde afuera, en tanto no involucrado, dirigiendo su mirada sobre lo que hace el otro. Una noticia como el crimen de este muchacho desata el festín caníbal; su imagen tirado en el piso, habiendo perdido el control de sus esfínteres, repetida a cada momento, se me hizo la representación del irrespeto, la profanación del cadáver como el atrapa-mirada ya mencionado para ser consumido canibalísticamente.
¿No es ésta, acaso, otra forma de la violencia? porque hay muchas otras violencias, infinitas, que son silenciadas, escamoteadas a la mirada. Hay violencia, demasiada violencia, sobre la que no se habla: las que ocurren en el ámbito hogareño, tantas mujeres golpeadas, chicos abusados; las redes de trata de blancas, los pedófilos con o sin sotana. El trabajo precarizado, abusivo, explotador; la discriminación por color de piel, por nivel educacional, por billetera.
¿Cuántas mujeres más deberán morir por abortos caseros por la sencilla razón de
su pobreza que le impide poder pagar a un médico? ¿Cuántos chicos más deben ser abusados por curas pedófilos sin que ni siquiera la Iglesia los expulse de sus filas? Y la justicia, cuando los encuentra culpables, ¿por qué los privilegia con una libertad que se le niega al resto de los mortales, en espera de apelación?
Pero celebramos el Día de la Madre, todos aprovechamos para hacerle un buen regalo a nuestra madre o a nuestra esposa, en nombre de nuestros hijos. Y también festejamos el Día del Niño, les regalamos objetos a nuestros hijos, mientras un canal de TV y la curia arman “un sol para los chicos”. Sol que sale por un día, trescientos sesenta y cuatro, si no se nubla, llueve.
Me pregunto cuándo, al hablar de inseguridad, se lo hará pensando en quienes no tienen la seguridad de poder cenar esa noche; cuándo será que, al hablar de robos, se mencione a tanto niño al que le robaron brutalmente su infancia, y salen, chiquitos, a cartonear.
Vivimos en una sociedad terriblemente hipócrita: muchos de los que clamaban indignados por el asesinato de este muchacho son repetidores seriales de que “a los piqueteros hay que matarlos a todos”, pudiendo sostener ambas cosas sin inmutarse. O aquellos que se quejan acaloradamente por la inseguridad, por las muertes que suelen producirse en intentos de robo de auto, pero no dudan en comprar los repuestos en la calle Warnes, en su mayoría robados, porque son más baratos, acaso por estar manchados de sangre.
Violencia es también una asimetría tan obscena, el contraste tan marcado entre los que más tienen y los que han sido expulsados a la marginalidad.
Ser joven y pobre suele ser una invitación al prejuicio incriminante y a la inversión de carga de la prueba: será culpable hasta que alguien demuestre lo contrario.
Cuando se discrimina, cuando el otro deja de ser una persona para convertirse en una molestia, o una posible amenaza, el buen burgués, temeroso de su integridad o la de sus bienes, no duda en ejercer su violencia, esa que los hace comprar un arma para “defensa personal”, o esos gigantescos perros que suelen salir en el show televisivo porque terminaron matando a alguna criatura de la misma familia.
Eso se llama “drama”, “tragedia”, palabras grandilocuentes que no usarían si el pibe muerto a dentelladas hubiera sido un pobretón que entró a buscar la pelota caída tras el portón, porque la invasión de la propiedad privada cambia la carátula.
Todo esto queda fuera del registro de la cámara, no aparece en las pantallas.
El festín caníbal no ha requerido de estas nimiedades, es escrupuloso al extremo en la clasificación de lo que se debe consumir y lo que se debe descartar.
Y no se trata de diluir a los violentos, de licuarlos, dentro de la violencia de la sociedad. No. Hay una clase de violentos de la que tienen que ocuparse las instituciones del Estado, en particular, el Poder Judicial, pero otras formas de la violencia, más sutiles, indirectas, pero no por eso menos destructivas, requieren que volvamos la mirada hacia nosotros mismos, y nos preguntemos qué tenemos que ver nosotros como sociedad con lo que nos pasa. Comencemos a ver estas otras formas de la violencia, de la injusticia, que es su madre. Y alguna vez tomemos en cuenta que nuestros hijos aprenden mucho de lo que decimos, pero se forman fundamentalmente viendo qué hacemos con lo que decimos.
Comencemos, entonces, a usar los espejos en nuestras casas.

27 comentarios:

Rafa Hambra dijo...

Sí Sujeto querido, justicia es la palabra. Para Mariano, para Diego Duarte, para tantos nombres.
Quizá también la palabra sea honestidad. Quizá además debamos reclamar honestidad intelectual a todos los que se llenan la boca declamando justicia, y luego se olvidan de Juanito Laguna y de todos los niños que esta noche también, dormiran en la calle...

Javier dijo...

Bueno es claro que hay sectores que festejan con la violencia y con su martires . Yo no puedo creer el militante del PO que habia matado a la mujer que esta muy grave . Donde esta el limite , cuanto le importo la muerte de ese pibe , porque daba la sensacion que lo disfrutaba .
Pero si vivimos en una sociedad violenta e hipocrita ,. lo ams grave es igiulamente la posibilidad de haber entrado en una espiralizacion de la violencia ( en medio de la campaña electoral ) si esta tragedia termina en el olvido como tantas

Un abrazo

Daniela Godoy dijo...

Tu reflexión es oportuna, aguda, necesaria.
Es esa violencia sutil y que impregna las prácticas cotidianas la que nos va llevando a otras visibles. El criterio para destacar unas y silenciar otras es el mismo que permite que algunas vidas sean desechables.
Creo que nuestra tarea más importante es, además de repudiar la violencia manifiesta, el detectar esos otros mecanismos que la alimentan. Y además, no olvidar nunca, no perder de vista, que la injusticia, ninguna clase de injusticia puede tolerarse. Permitirla es la mayor de las violencias. Y se nos vuelve con toda la furia y la bronca contenidas.
Lo que nos permiten pensar tus palabras, creo, hará que podamos combatir en serio tanta muerte alrededor, la que sale y la que no sale en la tele. Y eso es lo transformador, frente a la queja, el morbo o la resignación.
Un abrazo

Almita dijo...

Adhiero a Daniela: oportuna y aguda. Indudablemente, necesaria.
Hace tiempo decidí -como decisión firme, racional, con compromiso- no ver tv sin agenda. Es decir, si veo tv es porque decidí ver x cosa. No sigo programas, tampoco.
Accesoriamente, en lo que vos hablás del espejo, mis hijos se han criado sin un tv encendido aunque nadie lo vea, y si se enciende el tv a la hora de cenar, se muestran muy sorprendidos (cosa que llega a suceder 1 o 2 veces al año, extraordinariamente).
Entre otros motivos, la decisión pasó por no dejarme violentar, y aquí regreso a tu escrito. Me sentí violentada varias veces, intrusionada, o con palabras que no quiero escuchar ni uso, o con imagenes que no quería ver. O con relatos que no compartía.
A mi me alcanza y sobra con saber que despellejan focas vivas, no quiero ver la foca mientras la despellejan, porque es morboso.
No quiero ver una mujer humillada por su oficio de estrellita y prostituta, mientras alguien le mira el traste, como si fuera una cosa.
No quiero ver a Fort ni el baile del caño, porque jamás iría a un espectáculo así. No por prejuicio bobo, al contrario, porque la expresión de la sexualidad libre es otra cosa, no esa cosa paga calientacabezas de dos mujeres que, aún con asco, se besan para irlas de bisexuales, porque es moda.
No quiero ver la niña que llora de hambre, Barbarita, porque sé que existe, y verla es gozoso -en el sentido de goce-.
No ví, ni veré en youtube, ni quiero ver la imagen de este joven falleciendo, fallecido, porque su muerte es de por sí tan dolorosa que no necesito verlo muriendo para que me cale hondo.

Tengo una idea que siempre me ronda: esos que muestran a los que están falleciendo, esos que ven con regodeo a los que están falleciendo, estoy casi segura que no tuvieron de la mano a un familiar falleciendo. Rajaron pronto, y lo dejaron a cargo de otro. Que una cosa es el show, y otra, la reality.
Saludos Sujeto, un gusto leerlo.

Daniel dijo...

Pasa Sujeto que la violencia está en nuestras mentes. Y no nos queremos hacer cargo.
Siempre es más fácil proyectarla afuera.
Pero el sistema que la propicia está afuera y está dentro nuestro.
La liberación está lejos pero se hace a cada paso y como más o menos dijiste vos y quienes comentaron luego, todo esto es parte de no querer bajar a la realidad.
Y de seguir superponiendo el interés mezquino sobre el bien colectivo.
Estoy seguro que tenemos más afinidad de la que creemos con un militante del P.O. Es cosa de sensibilidad. Sin embargo, la "bajada a la realidad" nos divide. Y en lugar de observar como se monta una ideología en nosotros; cuáles son los móviles que la sustentan; preferimos enajenarnos en poner la culpa por lo que no acabamos de entender, en el otro.

Unknown dijo...

Como con bisturí compañero. Pero bueno, es parte de la dialéctica, de usar un caso como representación de tantos en nuestro caso, y de usar un caso como único en el caso de los dueños del circo.

Sin embargo está muy en lo cierto, y es esto parte de lo que venimos diciendo, un elemento más a derrotar en nuestra batalla cultural.

Abrazo, llegué temprano en esta.

Ricardo dijo...

Un gusto leerlo en Artepolítica, Sujeto. Ahí le dejé un pequeño comentario.
Una sugerencia nada más, que nada tiene que ver con su artículo (excelente, tal como nos tiene malacostumbrados): coloque la dirección de este blog en su perfil de AP.

Le mando un abrazo.

Sujeto dijo...

Hola Rafa
¿Cómo estás ? sí, es pertinente el reclamo de honestidad intelectual.
Pero, creo que para mucha gente no hay verdadera conciencia de la
dimensión violenta, porque los prejuicios son vendas muy gruesas.
El otro día escuché a un señor de mucho dinero, cuya ideología es el dinero, decirle a otra persona: "¿vio? se están matando entre ellos".
Y me quedé pensando en ese "entre ellos", en esa distancia de un mundo y otro...
Te mando un fuerte abrazo.

Sujeto dijo...

Javier:
Hay algunas cosas del PO (y otros del palo) que no puedo entender.
Me pregunto qué hubiera pensado este chico Mariano Ferreyra si lo hubieran invitado a sentarse en la mesa de Mirtha Legrand.
¿Habrá pensado el PO que se le fabricaba un mártir? El PO se prendió rápidamente al festín caníbal, demasiado rápidamente.
Fuerte Abrazo

Sujeto dijo...

Hola Daniela
Gracias por tu lectura y tus palabras.
Ojalá podamos empezar a ver un poco más allá de lo que se nos ofrece, más aún, generar nosotros la posibilidad de una mirada distinta.
te mando un cordial saludo

Sujeto dijo...

Hola Almita
Buena es la decisión que tomaste con la TV; en casa no hemos sido tan radicales (en el sentido que corresponde al término, "raíz") de no encenderla, pero ni por asomo se ven programas como los que mencionás, porque sería una falta de respeto a nosotros mismos verlo.
Hay una palabra que puede sonar a carta de lectores de La Nación, pero que creo es pertinente para lo que mencionás, y es "degrada".
Son programas que degradan, que empobrecen todo lo que tocan, que anulan toda singularidad y toda dignidad. Claro que son violencia.
Pareciera ser que el mundo de lo sugerido ha dejado de tener eficacia simbólica, la necesidad de la imagen cruda para el impacto es ese forzamiento al que aludís.
Muchas gracias por tu comentario.

Sujeto dijo...

Hola Unfor
Estoy muy de acuerdo con lo que sostenés, letra por letra.
Creo que hiciste una síntesis muy buena, del mismo modo que el resto de los comentarios, muy profundos, muy pertinentes.
Un fuerte abrazo nacional, popular y rojo.

Sujeto dijo...

Hola Manuel
Los amigos de este blog tienen llave, así que entran y salen cuando quieren o cuando pueden, y su visita es siempre bien recibida.
Marcha un abrazo para sus pagos nomás.

Sujeto dijo...

Ricardo:
Muy agradable sorpresa encontrarte en Artepolítica, donde, te confieso, siento que juego de visitante en cancha difícil.
Me vino muy bien que el primer comentario que leí fue el tuyo, el calor del amigo hace sentir bien.
Ah! y me has dado un buen consejo. Más tarde, cuando vuelva el ingeniero de mantenimiento del blog (alias mi hijo menor) lo agrego.
Como siempre, agradecido por tu lectura y tus palabras.
Gran Abrazo

cleopatra dijo...

Esa...es...la...tristeza...y...desaliento...
que...nos...ronda.
Toda...esa...es...la...angustia...que...porto.
Saludos

Paola dijo...

Sujeto, es importantísimo recordar que hay una violencia que se naturaliza, como bien escribiste en tu post: la de robar la infancia a tantos. Esa, pareciera estar aprobada, porque la sufren los pibes pobres, los hijos de padres pobres . Y luego, los que miran para otro lado, humanizan a los perros, con los que son más cordiales. se conmueven más con un perro callejero que con un chico de la calle. Saludos!

Sujeto de la Historia dijo...

Cleopatra
Gracias por pasar y dejar tus palabras
Saludos

Sujeto de la Historia dijo...

Hola Paola
Muy tiste, pero cierto. Así como don Ata había escrito que las penas son nuestras las vaquitas son ajenas, es siempre el débil, el pobre, el que pone los muertos, las pibas prostituìdas, el laburo infantil, una condena a vivir en los márgenes.
Muy agradecido por tu lectura, te envío mis saludos

Anónimo dijo...

Hola Sujeto: Es imposible mientras "señoras" mientras almuerzan digan muy sueltas, había cinco carpas con drgadictos y borrachos
que saltaban y bailaban cortando el tránsito, "yo los mataría a
todos", textuales palabras después hablan de violencia.
Es imposible mientras corporaciones mediáticas, eclesiásticas,
agroganaderas y políticas sigan creando una inseguridad acorde a
sus conveniencias. Mientras dirigentes manden al frente a jóvenes
con convicciones a defender trabajadores, se queden en sus oficinas
ordenando por celular y cuando alguno muere, lo tomen como héroe
para sus discursos. Es imposible mientras existan jueces corruptos que protegen "señores" que les entregan algunas dádivas, o por el
solo echo de creerse diferentes al común de la gente y la pucha
que si lo son, son buitres que lo único que quieren es ver una vez
más una Argentina desangrada.
Te felicito por tu excelente post.

Un gran abrazo.

Moscón dijo...

En verdad¿estamos asociados?,porque pareciera que el término por repetido se confunde con amontonados.Sociedad.¿Como estamos asociados?¿?Yo me lleno de guita y vos tenés derecho a cagarte de hambre?
Sociedad en que postura moral?.La inconciencia gregaria nos ha habilitado a la participación pasiva,previa quemadura de mentes bajo las penas mas horrendas,pariendo situaciones de las cuales los orígenes se distorsionan con el consentimiento y la acción directa de los grupos de poder.
Entonces nos parece irracional los acontecimientos cuando los eventos están perféctamente calculados,siguiendo al pie de la letra la consigna de plantear mal el problema para que el resultado sea siempre incierto.
Ubicándonos en el objetivo profundo evitaríamos las muertes estériles enturbiantes del origen del mal.
Me duele la muerte de este pibe por ingrata y desaprensiva.
Me duele la hijaputez soberana.
Basta de pagar con vida.
Si me llenan de muerte no tengo mas remedio que desparramarla.
Y no quiero participar de ese festín macabro.
Pero menos quiero la injusticia.

Sujeto dijo...

Hola Roberto
Muchas veces hablamos de la "batalla cultural", y decimos que es "la madre" de todas las batallas. No creo que estemos muy errados que digamos.
Te agradezco la lectura y tus palabras.
Un Abrazo

Sujeto dijo...

Hola Moscón
Y se trata del final de tu... ¿cómo definir a tu comentario? como el dolor sublevado de un hombre bueno. Así me suena a mí. Los que tenemos algunos años, los que en los 70 éramos o bien jóvenes, o bien adolescentes, tenemos el recuerdo, no ya el relato, sino el recuerdo de tanta vida joven truncada, con el mismo sinsentido, con la misma brutalidad. Y eso, antes del golpe. Ya vimos demasiada muerte, por eso esta ínfima apreciación sobre "las" violencias. Aunque parezca un poco reduccionista, simplificador: no debe habe lugar para la injusticia. Acordate de esa vieja canción de Víctor Heredia que decía "nada sé de la muerte, me interesa la vida", como las que vienen en camino ¿no?
Un Abrazo Muy Grande

Moscón dijo...

Che Sujeto:
Gracias por el derroche de consideración halagadora,no se si seré un hombre bueno,pero soy un hombre dolorido.De las injusticias legales e ilegales.
Un Abrazo.

daniel mancuso dijo...

Coincido en todas tus palabras Sujeto. Excelente análisis, como siempre. Y sí, es una batalla cultural que debemos ganar, dura y larga pero necesaria y justa, abrazo

Sujeto dijo...

Hola Daniel
Un gusto tenerte por acá; muchas gracias por tus palabras.
Te mando un abrazo

MiTucuman dijo...

¡Muchas Gracias Sujeto, sinceramente! Primero nos transformamos nosotros y esa justicia se irradia irremediablemente… ¡¡¡¡es por ahí, por cada uno, volvamos la mirada hacia nosotros mismos, usemos los espejos!!!!! ¡¡¡Somos dueños de nuestras respuestas!!!!

"…tantas mujeres golpeadas, chicos abusados; las redes de trata de blancas, los pedófilos con o sin sotana. El trabajo precarizado, abusivo, explotador; la discriminación por color de piel, por nivel educacional, por billetera… Violencia es también una asimetría tan obscena, el contraste tan marcado entre los que más tienen y los que han sido expulsados a la marginalidad…
…Hay una clase de violentos de la que tienen que ocuparse las instituciones del Estado, en particular, el Poder Judicial, pero otras formas de la violencia, más sutiles, indirectas, pero no por eso menos destructivas, requieren que volvamos la mirada hacia nosotros mismos…"

Sujeto de la Historia dijo...

Gracias por tus palabras, hermano.
En este momento tan triste, las palabras de amigo son un tesoro invalorable.
Te mando un gran abrazo

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